La noción de tiempo y espacio de culturas pasadas y algunos relatos de orden mitológico componen la exposición «Cosmogonías de un pintor», con la que el artista ecuatoriano Miguel Betancourt hace un breve recorrido por la cosmovisión ancestral prehispánica con la intención de acrisolar la identidad andina.
La exposición temático-antológica recoge una selección de 45 óleos y acuarelas con un paradigma creativo de lo precolombino, plasmadas sobre lienzos, yutes y papel de arroz.
«Lo que he querido es crear una conciencia. Hacer que nos miremos a nosotros mismos a través de estas imágenes para forjar, acrisolar nuestra identidad, para sentirnos orgullosos de nuestras raíces», dijo a Efe el pintor, algunas de cuyas obras están en colecciones en Viena, Ginebra, Tokio, Roma, Estados Unidos y Londres.
Precolombino
Para las obras de su nueva exposición, Betancourt se ha inspirado, entre otros, en las figuras femeninas de la cultura Valdivia, las teratológicas de filiación La Tolita y Jama Coaque, así como en las sillas en forma de «U» de la cultura Manteña.
También en las piezas cerámicas de las culturas Chorrera, Machalilla o Guangala, y en figuras de referencias regionales como las de los corpus arqueológicos de los Chimú, Paracas e Incas, del Perú.
«Con esta diversidad el autor propone composiciones que formulan ciertos estados de cotidianidad de aquellos antepasados. De esos seres que habrán sido los referentes de creación de las figuras precolombinas en su tiempo y que son representados en el presente en las obras que componen esta muestra», señala el curador de la exposición, Humberto Montero.
Una muestra de color caracteriza a las obras de Betancourt, que se ha inspirado en los textiles y paisajes andinos y también en el arte de Europa. «A fin de cuentas, soy un producto de aquí y de allá», dice este admirador del pintor francés Henri Matisse.
Cosmogonías
Una cosmogonía define un relato mítico que tiene que ver con el origen del universo según una cultura, un pueblo ancestral.
«Y de ahí la referencia con mi obra, pues, al tratarse de una exposición que tiene que ver estrictamente con el mundo ancestral, he elaborado un tipo de relato mítico, de cualidades pictográficas, sobre esos orígenes del mundo de los ancestros: de su pasado, su devenir y su pervivencia», señaló.
Recordó que, para los ancestros, «la muerte era un eterno retorno» y, por ello, en una de sus obras se advierte que «hay una suerte de personajes (del pasado) que están compartiendo, dialogando en el momento presente».
Algunas obras que conforman la secuencia «Cosmogonías» se exhiben al momento en la Trienal de Arte Latinoamericano de Nueva York (Nylaat, en inglés), bajo el tema de «Abya Yala: Orígenes Estructurales», concepto que guarda relación con el uso de elementos e ideas de culturas nativas de América.
España
Aunque la mayor parte de las obras que se exhibirán desde el próximo miércoles en la galería de la Alianza Francesa, de Quito, las creó en los últimos tres años, la secuencia incluye, también, cuadros que Betancourt pintó hace unas dos décadas.
En la muestra el pintor usó pigmentos como óleo, acrílico, lacas, así como también tintas y acuarelas en obras cuyo formato va desde los 30×40 centímetros hasta otras de cerca de tres metros por 1,60 metros.
La exposición estará abierta hasta el 26 de octubre, pero Betancourt ya tiene en mente llevarla el próximo año a España en una exhibición en la que planea una mixtura entre lo ibérico y lo ancestral.
Ello, porque, además de piezas de «Cosmogonías», prevé exponer referentes de su obra interpretativa sobre «Las meninas», de Diego Velázquez, en la que el ecuatoriano incluye paisajes de su país y mariposas multicolor, y en la que vuelca toda su admiración por el artista español del siglo XVII. EFE