Un programa que las induzca en el amplio mundo de la investigación. Un intercambio de información y de formación. Un espacio que les aclare el camino de lo desconocido. Estos son algunos de los objetivos del primer Programa Piloto de Mentoría para Mujeres Científicas (PROMEMCI) que se implementará en Ecuador.
El programa, que se desarrolló desde el Vicerrectorado de Investigación de la Universidad de Cuenca, del proyecto internacional SGD Network y de la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas (REMCI), pretende orientar a las estudiantes y profesoras que estén empezando su carrera como investigadoras.
La razón de que se haya planteado un proceso de mentoría surge de los datos. En Latinoamérica, según las investigaciones de la UNESCO, solo el 30% de los investigadores son mujeres.
En Ecuador, los datos sobre qué pasa en las instituciones de educación superior en cuanto a las mujeres investigadoras se refiere es casi nulo.
Sin embargo, entre los pares que están en el campo de la investigación se dan cuenta que hay una brecha de género que necesita ser acortada.
“Más del 50% de personas que se gradúan a nivel universitario son mujeres, sin embargo, cuando avanzan sus estudios de maestría, de doctorado, o empiezan sus carreras como profesoras, los números decrecen abismalmente”, dice Johana Orellana.
Johana es una investigadora posdoctoral y es la directora del PROMEMCI. A través de diversas investigaciones, que llevaron a crear el programa de mentoría, se identificó que hay varias condiciones por las que la desigual de género está presente.
Por ejemplo, dentro del ámbito académico está vigente “el techo de cristal”. Este se refiere a la brecha estructural en los espacios de dirección, investigación, publicación, remuneración y puestos de liderazgos.
Estos, sin las mismas oportunidades tanto para hombres como para mujeres, imposibilitan que las investigadoras puedan desarrollar sus carreras.
Por otro lado está la conciliación familiar. Sin el apoyo, sin la distribución equitativa de las responsabilidades del hogar, las mujeres no cuentan con el suficiente espacio y tiempo para la investigación.
Bajo esa realidad, el programa lo que tratará de fomentar es la inserción de las mujeres en el campo científico y su permanencia en el mismo.
Cómo funciona la mentoría
El programa estará dividido en tres etapas: reclutar, emparejar y formar. La primera iniciará con la inscripción de las estudiantes y profesoras que deseen se parte de la mentoría.
Las inscripciones se receptarán entre el 6 y 14 de octubre. A través de un formulario online que estará disponible desde este jueves en las distintas plataformas digitales de la Universidad de Cuenca.
La segunda etapa del programa estará enfocada en emparejar a los mentores (investigadores e investigadoras de la Universidad de Cuenca) con las personas seleccionadas.
En esta parte habrá un especial cuidado en emparejar a las seleccionadas con aquellos mentores que tengan la misma afinidad al tema que se quiera investigar.
Por último, entre octubre de 2022 y enero de 2023 se desarrollarán cuatro sesiones entre los mentores y las estudiantes y profesoras.
En las sesiones lo que se espera es que se compartan las experiencias, los éxitos, los fracasos, las posibles soluciones a determinados problemas que están en la academia y en el proceso de la investigación.
Quiénes puede aplicar en el programa
Al ser un programa piloto, el PROMEMCI se aplicará en la Universidad de Cuenca. Las estudiantes de maestría y doctorado que pertenezcan a la institución pueden postular para formar parte de las mentorías.
En el proceso habrá un especial énfasis en seleccionar a todas aquellas mujeres que tengan interés en las áreas de ingeniería, matemática y tecnología, debido a que en esos campos es donde menos investigadoras hay.
Cumplido con el programa, la idea es que las universidades del Ecuador puedan replicarlo, o que, en Cuenca, las instituciones públicas y privadas apoyen a la creación de las mentorías en todos los campos de la ciencia.
Un proceso necesario
Para la investigadora y bióloga Ximena Palomeque, que en Cuenca se empiece a fomentar programas de mentorías para mujeres son necesarios.
Que haya un hombro para las mujeres y profesoras que están empezando, que haya un espacio que mencione los retos, pero que también diga lo que se siente cumplir con los objetivos, es necesario en estos días.
La propia investigadora ha tenido que vivir y percibir ciertos comportamientos cuando empezó a trabajar en la investigación. Por ejemplo: minimizar las destrezas de las mujeres, como en el trabajo de campo, en donde se da por asentado que no pueden caminar.
Sin embargo, con su propio trabajo, Palomeque, que está dedicada a la restauración de bosques y ecosistemas degradados, ha demostrado que los prejuicios son solo eso: un juzgamiento sin ningún fundamento más que la cultura impregnada.
“Lo que yo digo es que hay que persistir, mantener una motivación. Debemos tenerla clara para nuestra investigación. Pero también digo que hay que saber parar, descansar. Recuperar y seguir. Hay que comprender que las metas de las mujeres en la ciencia son distintas… No podemos estar en el mismo saco”, opinó Palomeque.