Gloria Alvarado pinta de manera minuciosa una mandala mientras Luis Rodríguez, su esposo, la mira con atención. Cuenta que hace 53 años le hizo una promesa en el altar: protegerla en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, amarla y cuidarla hasta que la muerte los separe.
Y hoy la cumple. Gloria está hospitalizada en la Unidad de Cuidados Paliativos de la Fundación al Servicio del Enfermo de Cáncer “Lola Farfán de Palacios” (FASEC ).
“Luchito”, nacido en Pasaje, le pasa los colores: verde, rojo, rosa y amarillo, color del listón que ayer usaron los pacientes y trabajadores de FASEC para conmemorar el Día Mundial de los Cuidados Paliativos, que se celebra el segundo mes de octubre.
Gloria, oriunda de Zaruma (El Oro), tiene cáncer a los ganglios inguinales. Desde marzo se ha sometido a seis procesos de radioterapias y quimioterapias, que al principio le dejaron algunas secuelas, como dolor de estómago y falta de apetito.
“Fue un tratamiento muy difícil para mí, a tal punto, que me he adelgazado mucho, pero en fin no pasa nada, hay que seguir el camino”.
Gloria Alvarado, paciente FASEC
En su habitación se encuentra un crucifijo en la pared, al que se encomienda cada día. Para llevar tranquila la enfermedad, asegura. “Yo creo mucho en mi Dios, que pone las batallas más difíciles a sus mejores guerreros”.
Gloria, quien cumplió 74 años en mayo, conoció FASEC por un amigo de su esposo. “Me tratan bien. Paso muy tranquila. Estoy feliz por el trato”, cuenta.
Antes se hacía atender en otra casa de salud, por lo que la pareja de esposos, que tiene seis hijos, nietos y dos bisnietos, arrendaba un cuarto de hotel.
Eso significaba un costo de 45 dólares diarios, valor que incluía la comida, pero no el medicamento. “Gracias a Dios conocimos FASEC”, recalca Luis, de 73 años.
Buena lectora
A más de pintar mandalas, a Gloria le gusta leer, principalmente la Biblia y otros libros como: “Mi planta de naranja lima”, del autor José Mauro de Vasconcelos, que le prestó Anita Vélez, psicóloga de FASEC.
La experta en esta área de la medicina detalla que la lectura es una buena terapia, así como las mandalas, que permiten gestionar las emociones de adentro hacia afuera, tal como lo hizo Gloria, una luchadora de mil batallas.
Ambiente festivo
En medio del ambiente colorido y festivo, Fernando Altamirano, interno del hospital Santa Inés, y María Gracia Salinas, psicóloga voluntaria de la Universidad del Azuay, continuaban con su labor altruista.
Con dulzura y mucha paciencia, leyeron un cuento a una adulta mayor de cabellos de plata, que brillaban mientras tomaba el sol en su silla de ruedas.
Salinas, quien siempre ha estado vinculada a la ayuda social por medio del Club Rotaract Tumipamba, contó que la paciente ya no habla, pero tiene conciencia plena de todo.
Durante la mayor parte de su vida se dedicó a los temas relacionados con la espiritualidad, por ello, suelen leerle reflexiones. “La magia de la psicología clínica es que no hay una terapia en general sino más bien una específica para cada paciente según las necesidades”, añade la profesional.
Inicios y proyecciones
FASEC fue fundada por el doctor Leoncio Cordero Jaramillo en 1981, con la ayuda del doctor César Palacios, que en ese entonces donó una casa en el barrio El Vergel, en memoria de su esposa: “Lola Farfán de Palacios”, quien falleció con un cáncer terminal.
Sofía Venegas, presidenta y representante legal de FASEC, recordó que la institución nació con el propósito de atender las necesidades del paciente paliativo con el nombre de “Cuidar y Curar al Paciente Doliente”.
La demanda creció considerablemente, por lo que la fundación Rama, de la familia Ramírez Malo, donó las instalaciones donde actualmente se encuentra FASEC (Avenida 10 de Agosto y Agustín Landivar) para atender a personas con enfermedades terminales.
Venegas indica que el nombre de cuidados paliativos tomó más fuerza con el paso del tiempo, por lo que incluyeron a pacientes oncológicos, no oncológicos, terminales, crónicos, en tratamiento y en fin de vida, como parte de su misión y visión.
“Creo que Dios nos da esos dones para trabajar y brindar el alivio al prójimo, tomando en cuenta que un paciente paliativo no siempre es un paciente geriátrico”, expresa.
Necesidades
Al ser una fundación no gubernamental y sin fines de lucro, se les hace difícil conseguir fondos. “Si bien nos consideran como la última fila, porque lo primordial es la prevención y curación, no podemos dejar de lado esta parte fundamental de los seres humanos”, añade Venegas.
Otros convenios con diferentes universidades les ayudan a salir adelante en sus proyectos, ya que “no es fácil mantener un equipo multidisciplinario”.
Conscientes de aquello impulsan el programa: “Cuida al cuidador”, que consiste en salvaguardar a su personal para que trabajen de la mejor manera.
Actualmente 15 empleados trabajan de planta. A ellos se suman el grupo de 25 voluntarias, que son consideradas el “alma de FASEC por su trabajo de hormiga que realizan”.
Entre otras voluntarias se encuentran las hermanas Vintimilla: Rosa, Bertha, Laura y Patricia; Aida Tosi de León, Lourdes Jerves, Vilma Granda, Piedad Cordero.
Además del apoyo que recibe de diferentes instituciones, FASEC organiza una serie de eventos como el “Simbólico Banquete del Millón”. La cita se cumplirá el 20 de octubre. Puede adquirir sus tarjetas comunicándose directamente con la institución.
“Empresas solidarias como: La Europea, Cartopel, Plásticos Rival, Pasamanería, Hospital Santa Inés, Mucho Mejor Ecuador, nos han extendido su mano”, destacó Venegas. (I)
LA CIFRA
20 pacientes paliativos, es la capacidad que tiene el hospital de FASEC. En el 90% pacientes oncológicos.
MÁS DETALLES
- Los cuidados paliativos se encargan de aliviar y prevenir el sufrimiento del enfermo crónico terminal.
- Los listones amarillos significan “la luz y el sol en medio de ese ocaso de la vida como es la enfermedad”.
- FASEC tiene un convenio con el hospital Santa Inés, que entrega medicamentos y otros con diferentes universidades.