Hugo Lucero Luzuriaga
Es una afirmación casi que generalizada por el comportamiento ambivalente del presidente de los ecuatorianos. Definido ambivalencia como la posibilidad de que algo tenga dos valores distintos o pueda entenderse o interpretarse de dos maneras distintas, o, estado de ánimo en el que coexisten dos emociones o sentimientos opuestos.
No lo decimos nosotros, son los hechos que afirman lo mencionado, a saber: aceptar el reconteo de votos con Yaku y al día siguiente negarse, emitir discursos populistas en contra de la RC y sus asambleístas haciendo pactos con el correísmo, incluso, se habla de conversaciones con el mismísimo personaje del ático, preconizar en campaña que desaparecerá la SENESCYT empero lo mantiene, anunciar el derrocamiento del edificio de la policía para luego dar pie atrás, destituir a altos jefes de la policía y luego de pocas horas restituirlos, dar plazo para que lo encuentren el autor del feminicidio para luego echarse al olvido, en Cuenca alborozado ofrecer y ratificar que se hará cargo de la deuda del tranvía y luego decir que no hay dinero, alabar de entrada al primer ministro del MTOP para luego darle el “muchas gracias”, lisonjear a la ministra de Salud Pública para luego darle el “vire”, y así continua su comportamiento con un accionar ambivalente que casi raya en lo patológico a ser revisado por psicólogos o afines.
Este comportamiento ambivalente induce a que un gran porcentaje de la población no crea al Sr. Presiente, ha perdido credibilidad, confianza y ha generado dudas sobre el quehacer presidencial, lo que lleva al país a una incertidumbre, ni se diga a nivel internacional lo que se colige con un incremento del riesgo país.
Lo descrito conlleva a solicitar e incluso a invocar a todos los candidatos y de manera especial a los que dependen del partido del presidente a no ser ambivalentes, no pregonar una cosa y ya en los gobiernos locales hacer lo contrario.
Al Señor Presidente, que escuche el clamor ciudadano para rectificar o al menos cumplir con lo promulgado en campaña, porque hasta este momento nadie le cree. CAMBIE SEÑOR PRESIDENTE. (O)