María Eugenia Moscoso C.
Años ha, Gabriel Cevallos García dijera de María Rosa, exaltando su figura: “trigo moreno, trigo mestizo”. Mujer interesante y distinguida en su figura y lucida en su mente.
Cumplió con creces sus anhelos en esta tierra y partió al infinito. De ella se puede decir tantas cosas, describir su personalidad, su capacidad de socialización en especial con sus alumnos, a quienes les otorgaba un tiempo sin límite.
Pero el aspecto de mayor relieve fue sin duda, su riqueza cultural, sus conocimientos sobre la literatura y las ciencias que la sustentan y complementan, como la teoría y la crítica literaria, a las que dedicó su vida entera.
Mujer de verbo encendido, su oratoria se destacó siempre y su escritura, igualmente. Nos ha dejado un legado en torno a su comarca, a su tierra, a la mujer, a la cultura.
“Estudios, crónicas y relatos de nuestra tierra”, “Presencia de a la mujer en el desarrollo de Cuenca”, “Tras las huellas de César Dávila Andrade”, “Estudios literarios y culturales”, son algunas de sus publicaciones, a más de un sinnúmero de ponencias y artículos recogidos en revistas y publicaciones académicas.
Con la partida de María Rosa se acallarán sus temas y dedicaciones preferidos, sus mitos y leyendas, sus búsquedas e investigaciones, sus textos críticos, sus artículos periodísticos, sus charlas expuestas en sitios y escenarios distintos, las montañas a las que ascendía para tocar el infinito, el gusto por la cocina y sus manjares predilectos que hablan de su enorme sensibilidad y de sus finuras en gustos y dedicaciones.
¡Personalidad vasta e interesante que se ha silenciado para siempre!
La Universidad de Cuenca y su Facultad de Filosofía y Letras, el Colegio Manuel J. Calle, la Casa de la Cultura, Núcleo del Azuay y Diario El Mercurio sentirán su irreparable ausencia.
Sabemos que ella se habrá ya encontrado con sus compañeros de cátedra y de preferencias: Alfonso Carrasco V., Juan Valdano, Efraín Jara I., Alejo Mendoza y Jorge Villavicencio y que el debate y la conversación continuará con la misma intensidad y fervor que ella y sus amigos imprimieran. (O)