América Latina tiene más del 30% del agua dulce del planeta, un recurso cada vez más escaso y contaminado por la acción del hombre que no debería ser un elemento problemático para la región, pero cuyo acceso sí supone una barrera que perpetúa la desigualdad entre la población.
Es la opinión del vicepresidente de programación estratégica de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, Christian Asinelli, con motivo de la octava edición de los Diálogos del Agua que el organismo lleva a cabo este martes en Madrid junto al Gobierno de España.
«América Latina tiene retos en muchos temas, muchas brechas por cerrar y en agua y saneamiento en particular. Tenemos más de 160 millones de personas que no tienen acceso a agua de manera segura y más de 400 millones que no tienen acceso a saneamiento básico», dice el argentino.
En esa línea, recuerda que «el 60% de las aguas residuales» de la región acaban en los ríos y en el mar sin recibir tratamiento: «No es solo un problema de salud sino también ambiental», advierte antes de pedir un cambio de timón para que la próxima generación no reciba «un mundo muy distinto» al que recibió la suya.
América Latina
Asinelli tiene claro que «América Latina no tiene un problema de agua» aunque «sí de distribución».
«Hay zonas con sobre abundancia y zonas completamente áridas, si no trabajamos en un esquema de inversiones que nos permita poder distribuir mejor esa agua seguirá habiendo zonas con una escasez muy grande», advierte.
Cree que los países no han conseguido paliar estos problemas porque «no es fácil» y los Gobiernos tienen que «priorizar» entre muchos temas para llevar a cabo las inversiones públicas.
«Si fuera fácil ya lo habrían hecho, tenemos una región muy grande pero el 80% de nuestra población vive en las ciudades, esa aglomeración no permite que esas inversiones se hagan donde se tienen que hacer y a veces los Gobiernos tienen que definir con los recursos fiscales que tienen, qué hacen y qué no», dice.
En ese sentido, demanda un trabajo más armonizado entre organismos multilaterales, bancos y agencias de desarrollo, para poder llegar a más lugares y no duplicar trabajo.
Más integración regional
Asinelli cree que una región más integrada podría dar la oportunidad de gestionar mejor recursos como el agua, pero también otros como el gas o la producción de alimentos: «Igual que en términos de energía hay consenso muchas veces, en el tema de agua también deberíamos ponernos de acuerdo en cómo manejarla mejor».
Es consciente de que para ello se «requieren inversiones» pero que estas conllevarían «oportunidades» para hacer de la región un actor más competitivo en el contexto global.
«Podrían extender nuestras fronteras por ejemplo para producir más alimentos para el mundo, en un momento en el que el mundo los necesita», ejemplifica.
El argentino celebra que los países que forman parte de CAF hayan «aprobado una capitalización de más de 7.000 millones de dólares» que permitirá «duplicar el tamaño del banco en los próximos años» y que este pueda «salir a buscar en el mercado más recursos para volcarlos a la región».
Apunta a que en América Latina hay lugar y oportunidades de inversión para muchos actores extranjeros ya que «las necesidades de financiamiento de la región son de 600.000 millones dólares al año».
Dentro de esos inversores cree que España y la Unión Europea (UE) pueden desempeñar un papel importante y cuenta que aprovecharán la presidencia de España en el Consejo Europeo del segundo semestre del próximo año para reforzar la presencia de América Latina en Europa.
«Ya estamos trabajando en encuentros para que el año que viene se puedan juntar todos los ministros de CELAC de Economía y Hacienda con los de la UE y trabajen en un plan de infraestructura, obras y financiamiento que se pueden hacer», adelanta. EFE