Hernán Déleg Pacheco
El asesinato es universal. Todos los días los medios de comunicación informan de muertes violentas, va en aumento, y de forma alarmante, verdaderamente las cifras son alarmantes.
¡Se concede poco valor a la vida! Cada vez se respeta menos la vida; individuos ávidos de poder y dinero matan sin el menor escrúpulo.
Los capos de la droga mandan asesinar a familias enteras, y cuando se refieren a sus matanzas, dicen eufemísticamente que son “trabajos “en los que “se da el pasaporte”, “se quita de en medio” o “se despacha” a las víctimas.
Como consecuencia a diario a parecen ya en nuestro país informes de muertes violentas en los noticieros de los diarios y de los canales de televisión.
Si añadimos a esto: “Por unos cuantos cientos de libras(esterlinas) o euros pueden comprarse la muerte, y hay muchos que están dispuestos a prestar el servicio de mercenarios”. El salvajismo exaltado por la televisión y redes sociales da la impresión de que la sociedad humana está inmersa en una cultura morbosa que gira en torno a la muerte.
Tal vez la característica más destacada de la “cultura de la muerte” sea la creencia popular de que el poder, la prepotencia, el dinero y el placer son mucho más importantes que la vida humana y los valores morales.
Ya que el gran capital y los narcotraficantes siguen aprovechándose de la desesperación y pobreza espiritual de la gente con tal de aumentar las ganancias ilícitas.
Un adolescente llegó a la siguiente conclusión: “Nuestra generación está mucho más insensibilizada a la violencia que cualquier otra”.
En la actualidad, más que los padres, es el celular, las redes sociales y la televisión y esta satisface las fantasías violentas, que comprende conductas autodestructivas, y así se resta valor a la vida. (O)