Análisis político
Marco Salamea
Hace pocos días, en una entrevista con el comunicador Carlos Vera, el Presidente Guillermo Lasso afirmó que en el Ecuador hay dos realidades, la una que es creada por la prensa y la otra que es la que viven los ecuatorianos, y esto a propósito de que Vera mostró al Presidente un titular de un Diario nacional en el que pacientes enfermos se quejaban por la falta de medicinas en los hospitales públicos.
Dicho titular, según Lasso, lo que mostraba simplemente era el afán de la prensa de “escandalizar y arrinconar al Gobierno”. Con esto el Presidente no sólo que encontraría un nuevo “culpable” para eludir sus responsabilidades de lo que acontece en el país (que se sumaría a Iza, Correa Nebot, Egas, Hervas, Saquicela, etc.), sino que mostraría que la “realidad” que hoy vive el Ecuador es la que el imagina.
En ese Ecuador del Presidente, y que según él es en el que “realmente” viven los ecuatorianos, no hay falta de medicinas ni insumos en los hospitales públicos, el sector educativo está bien, la vialidad del país ha mejorado, el presupuesto para el área social “se ha incrementado como nunca”, hay crecimiento económico, el empleo ha aumentado, no se han triplicado los asesinatos y más bien se ha reducido la inseguridad, en las cárceles se ha puesto en vigencia “un sistema de rehabilitación único en América Latina”, los servicios públicos funcionan bien, no ha habido ningún caso de corrupción en el Gobierno, etc., etc.
En definitiva, viviríamos ya en el “país de las oportunidades” y del “encuentro”, donde la gente irradiaría satisfacción y optimismo.
Acaso sea precisamente como parte de esa nueva realidad”, que vive el Ecuador, que el Presidente Lasso (en la citada entrevista) afirmara que el gasto corriente es inversión, que quien gana 20 dólares diarios al fin de mes obtiene 200 dólares o que el Rio Upano está en Zamora Chinchipe Unas “perlas” más de las tantas a las que el Presidente nos tiene acostumbrados en varias de sus intervenciones.
Y si bien, a pesar del Ecuador que nos pinta Lasso, la desaprobación ciudadana a su gestión llega a más del 80%, esto no parece abrir ninguna posibilidad de que el Presidente rectifique su rumbo, pues como el mismo lo diría: “las encuestas le importan un pito”. (O)