“…todo el significado de la palabra fraternidad en su espíritu, todo lo que puede caber en la palabra amistad y hermandad en un simple y sencillo apodo, TOSHI”….
Así se expresaba en las redes la tristeza por la ausencia del amigo, del compañero, del padre, del hermano. Cuenca pierde un hijo que, con generosidad, entregó todo lo que estuvo a su alcance para hacerla mejor. Un enamorado de la ciudad a la que sirvió como Concejal, Vicealcalde y desde diferentes espacios de representación a nivel nacional e internacional, tanto en lo político como en el sector empresarial. Un apasionado por su familia, padre amoroso, hijo y hermano generoso y atento a quien la vida le golpeó varias veces de las cuales supo encontrar fuerzas y continuar sin perder la costumbre de reir, y hacerlo a carcajadas.
Su sola presencia imponía. Era capaz de escuchar y de proponer, así como de respetar una idea diferente. Una conversación tan interesante como inagotable a la que le impregnaba, con pasión, sus sueños e ilusiones. Por eso duele el silencio, tan pronto, tan injusto. Quedan los recuerdos y la responsabilidad de continuar con lo que siempre quiso. Proteger a sus hijos con devoción profunda. Ver a su ciudad pujante y emprendedora. Pensar en un país con bienestar y justicia.
Perdemos al Toshi, un enamorado de Cuenca y de su familia. Nuestras vidas coincidieron en los estudios y en el trabajo, en esa pasión por lo que nos mueve y en el respeto por nuestras diferencias. Cuenca pierde un hijo, un empresario y político. Yo, pierdo al amigo… (O)
