Aunque la Cuenca más nueva ha ido ganando espacio, todavía, de alguna manera, perdura la ciudad de antaño a través de su arquitectura.
Parte de sus iglesias y casas del centro histórico todavía nos permiten imaginar cómo eran las fachadas de una ciudad que ha crecido gracias al trabajo de su gente.
Si hoy aún podemos mirar el pasado se debe a que aún la gente de Cuenca quiere mantener vivo el patrimonio (con algunos cambios, pero la esencia está vigente).
Aquí, por intermedio de las fotografías que guarda el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, podemos hacer una comparación entre la Cuenca antigua, la Cuenca por donde andaban nuestros ancestros, y la Cuenca que hoy miramos nosotros.
La Cuenca que cumple 202 años de independencia.