“El hombre es un ser-para la muerte”, sostenía Heidegger y no entendido como el acabamiento del ser, sino como una meta a la que estamos abocados. Claudio Malo ha transitado este umbral y hoy, nos congregamos todos quienes lo quisimos y admiramos sus enormes virtudes humanas e intelectuales, para darle su postrer adiós.
De Claudio se pueden decir muchas cosas desde su postura de ciudadano, de hombre universitario y maestro, de cultor de las artes y artesanías, de periodista y de escritor y de padre de familia.
Hombre íntegro, como pocos de los que quedan en esta generación que está a la cabeza y que va perdiendo a sus elevados exponentes. Lo recordaremos desde distintos escenarios y tribunas y aspiramos que su trayectoria transparente sea seguida con altura por las nuevas generaciones.
Dios tenga en su paraíso a Claudio Malo González, mi profesor, mi colega en la Universidad, mi compañero en Diario El Mercurio, mi pariente muy valorado en el medio familiar. ¡Te recordaremos Claudio con tu hidalguía, con tu sabiduría, con tu afecto y con tu particular sentido del humor! ¡Qué goces de la paz de Dios, como cristiano ferviente que fuiste en tu vida y en tus momentos postreros! (O)