Madrid.- El director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el argentino Manuel Otero, defiende el rol protagonista del mundo rural y la agricultura de cara a la sostenibilidad alimentaria y asegura que esta actividad «tiene que dejar de ser machista» y que las mujeres «están mejor capacitadas».
En una entrevista, tras participar en el evento «La transformación de los sistemas agroalimentarios: una visión desde América» celebrado en la Casa América de Madrid, Otero explica la situación del mundo rural en la región y la defiende como generadora de «prosperidad» para los que viven en él.
«Estamos muy próximos a generar un punto de inflexión y reconocer que la agricultura tiene que dejar de ser una actividad machista y tenemos que incorporar a esa gran fuerza productiva» porque «las mujeres están mejor preparadas», considera.
Es «por eso» que, dice, «ellas se van a las ciudades y se produce masculinización de territorios rurales y se generan distorsiones»: «las mujeres no deben irse de las zonas rurales y tienen que ser reconocidas como las que lideran los procesos productivos además de ser las jefas de los hogares, para lo que necesitan tener acceso a crédito y tecnología», estima.
A su juicio, «hay un cambio de paradigma que está a punto de generarse», una «revolución productiva en América Latina» para que lo que pide que Europa «dé una mano grande».
«Ahí (en la igualdad de género en el mundo rural y la agricultura) no tiene que haber disculpas ni demora y tiene que haber un cambio muy fuerte», subraya.
AMÉRICA LATINA, «LLAMADA A SER GARANTE DE LA SOSTENIBILIDAD ALIMENTARIA»
Otero tiene claro que América Latina está «llamada a ser garante de la sostenibilidad alimentaria y ambiental» del mundo y recuerda que la región posee el «50% de la biomasa» del planeta así como el 30% del agua dulce o el 23% de las tierras boscosas del globo.
«No hay que olvidar que tenemos recursos biológicos, el 50% de la biomasa, que es clave para traducir en alimento y en cadenas de valor, lo que tenemos en biodiversidad… hagamos una apuesta hacia el futuro y construyamos una nueva agricultura que tiene que ser más sostenible necesariamente», demanda.
En esa línea, comparte que la actividad agrícola de la región deberá generar «más valor agregado para generar empleos y dignidad en las zonas rurales».
«Con este planteamiento de la agricultura como eje estratégico, con más autoestima, dándole más importancia, porque no es solo un proveedor de materias primas, es un generador de calidad de vida en las zonas rurales», apunta.
Otero no se olvida de la relación estrecha entre agricultura y cambio climático y asegura que «si uno hace bien las cosas en agricultura» se puede contribuir a mitigar algunos de sus efectos.
«Mitigación y adaptación son dos brazos de un mismo cuerpo, uno si hace bien las cosas en agricultura, en ganadería por ejemplo al tornar los sistemas más eficientes, reduce las emisiones de efecto de gas invernadero y al mismo tiempo se aumenta el secuestro de carbono», explica.
Por ello, apunta a la necesidad de que esta actividad se apoye en «la ciencia y la innovación» para hallar «una agricultura intensiva en conocimientos que acorte los ciclos y respete mucho más la naturaleza».
PENSAR QUE EL MUNDO DE LA AGRICULTURA «ES CONSERVADOR ES UN ERROR»
El argentino lamenta que en la región sea «sinónimo de conservadurismo y atraso» y aclara que esta valoración se trata «de un error estratégico» porque «hoy vemos algunas plantas productivas que son ejemplos enormes de aplicación de tecnologías y de buenos salarios».
«América Latina y el Caribe tiene que cambiar su paradigma, respetar los recursos que tiene y sentar las bases de una agricultura intensiva en conocimiento», solicita.
En ese sentido, cree que «no hay que ver solamente modelos industrializados que presten atención a conglomerados que están en centros urbanos» donde, por otro lado, «están los votos».
«Dejamos (que eso pase) y postergamos a las zonas rurales, así se intensifican las prácticas de agricultura extensiva y el círculo vicioso se repite, hay que cortar el círculo vicioso y emprender círculos virtuosos», solicita.
Con ello hay que «entender que una agricultura con buenos precios y prácticas y con marcos de políticas adecuados, genera en algunas zonas rurales focos de prosperidad y desarrollo», matiza. EFE