Vivimos con cierto grado de asombro y esperanza el pasado feriado novembrino, en el cual nuestra querida Atenas del Ecuador, aparte de ser galardonada, tuvo la suerte de recibir a un sinnúmero de turistas quienes pudieron deleitarse de nuestros paisajes, clima ideal y, sobre todo, de la calidez de los cuencanos quienes nos galardonamos siempre de ser atentos y comedidos con los turistas.
Bastaba con salir un par de cuadras de nuestra vivienda para apreciar la cantidad de tráfico, personal y vehicular que se presentaba en nuestras calles, y es que, desde tempranas horas de la mañana hasta bien entrada la noche la ciudad sintió la experiencia hospedadora de todo tipo de usanzas, las cuales iban enmarcadas básicamente por la distracción y el deleite.
Auguramos que el balance sea muy positivo para todos nuestros emprendedores quienes, dicho sea de paso, han sufrido duros embates por efectos del confinamiento que duró mucho mas de lo que nos esperábamos. Estamos seguros de que brindamos la mejor de nuestras imágenes en todas las ferias, espectáculos públicos y privados, centros de diversión y alimentos, y todo cuanto pueda ofertar la ciudad que sirva de atractivo para nuestros visitantes. Hemos despertado a un gigante que demostró estar a la altura de cualquier metrópoli o lugar turístico reconocido, esperamos que las condiciones se sostengan y proyecten a un Cuenca turístico y receptor. (O)
