Valencia (España).- Músicos por la salud nació en 2015 tras una experiencia personal de Guillermo Giner, su creador y presidente, y desde entonces ha contribuido a la mejoría física y psíquica de los pacientes con microconciertos en directo en hospitales y centros sociosanitarios de toda España.
La experiencia les ayuda a reducir la ansiedad y a evadirse un rato de la realidad que viven los enfermos.
«Buscamos ayudar a las personas en sus peores momentos», asegura Giner en una entrevista con EFE, y subraya que en solo siete años han ofrecido cerca de 25.000 micronciertos en 365 hospitales y centros residenciales.
Porque la música, la «mejor medicina del alma», se ha revelado como una herramienta coadyuvante que «puede ayudar a una recuperación más eficaz».
Afirma que hay evidencia científica de los beneficios de la música, «tanto físicos como psíquicos». Y cuenta la experiencia de una mujer de 28 años, que tras 21 días en coma, reaccionó y comenzó a mover cabeza y brazos después de escuchar su canción favorita interpretada con un violín y un instrumento de viento.
UNA EXPERIENCIA PERSONAL
Músicos por la Salud tiene su origen en una experiencia personal de Guillermo Giner, que acompañó durante cerca de once meses a su madre en un hospital de Valencia (este), que llegó a considerar «su propia casa», unas largas estancias que se hicieron más llevaderas gracias a la música.
Le gustaba escuchar ópera o zarzuela, y cuando le ponía los auriculares en los momentos de máximo dolor, «cantaba, la música le permitía evadirse de la situación», explica. Y esto también fue beneficioso para él porque, al verla así, no le daba miedo ir al hospital.
Tras morir ella en 2015, quiso poner esa experiencia propia a disposición de otras personas; habló con músicos que habían tenido contacto con otras ONG en Países Bajos o Estados Unidos y acudió con la idea a la Consejería de Sanidad de la región Valenciana.
El primer microconcierto, como prueba piloto, se realizó en el hospital Lluis Alcanyís de Játiva.
«Fue un éxito impresionante», recuerda Giner. Primero tocaron en el vestíbulo del hospital y después en los servicios de hemodiálisis y oncología.
Los pacientes, ante «algo inesperado, nos recibieron maravillosamente bien; a la segunda canción ya estaban cantando y, al finalizar, nos preguntaron cuándo íbamos a volver», recuerda.
Además de hospitales, celebran microconciertos en centros de ancianos, personas con discapacidad, alzhéimer, down, o problemas de salud mental; también en casos de víctimas de malos tratos, sin hogar, refugiados o en prisiones.
En otros países europeos se han puesto en marcha estrategias para que las artes formen parte del entorno sociosanitario, pero en España, lamenta, «es todavía una asignatura pendiente».
Músicos por la salud, con 3.000 voluntarios, diseñó una metodología propia y diferencial según cada caso. «Es música a la carta. Para que sea emocionalmente significativo, o es a la carta o no funciona», argumenta Giner.
El 95 % de sus músicos son mujeres que cantan tocando un instrumento, habitualmente la guitarra. EFE