Catar hizo historia al marcar el primer gol en la historia de los mundiales, pero a la vez empezó a firmar el adiós de su Mundial al caer 1-3 contra una Senegal que suma sus tres primeros puntos.
Sin Sadio Mané, fue Ismaïla Sarr el que cogió las riendas del ataque. El peligro pasaba por sus botas, aunque no fue él el que hizo el 0-1.
Un disparo lejano de Krepin Diatta provocó un error mayúsculo en el despeje de Boualem Khoukhi, fallando en el despeje cayéndose al suelo y dejando el balón suelto dentro del área para que Boulaye Dia pusiera por delante al conjunto africano y acabara con la imprecisión en los últimos metros que tuvieron.
Como el intento de reacción de una anfitriona que solo cuando se desinhibió dejó atrás una decepcionante imagen para la campeona de Asia 2019, y que preparó a conciencia el momento más importante de su historia.
Famara Diedhiou hizo el 0-2 en el minuto 49, con un buen desmarque al primer palo a la salida de un córner y girando a la perfección el cuello para darle la precisión exacta al esférico. El partido, y el sueño de estar en los octavos de final se esfumaba, pero el conjunto árabe sacó el orgullo.
Los siguientes 20 minutos fueron los mejores de Catar en el Mundial. Posesión de balón, descaro… y encontraron su primer disparo a puerta tras 153 minutos de juego, pero Mendy despejó a córner el tiro de Almoez Ali tras el pase de Afif. Y el senegalés, también criticado en el estreno contra Países Bajos, se hizo gigante.
1-2 y Catar creyó en poder sacar un punto. Se fue arriba, como demandaba la ocasión, pero el plan no les salió como esperaban.
Solo seis minutos después Bamba Dieng puso de nuevo dos goles de ventaja y acabó de lleno con cualquier duda que podría albergar el marcador, y sumando otro tanto a la cuenta de Senegal que, según los resultados que se den, pude ser clave para estar en octavos.
Una ronda en la que Catar solo podrá aparecer si Ecuador gana a Países Bajos y a Senegal, en la última jornada, y ellos golean a Países Bajos. Algo que, en este momento, es una quimera.