La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, destacó este 28 de noviembre de 2022 en Rabat la importancia de las prácticas de patrimonio inmaterial que tienen que ver con la relación entre el hombre y la naturaleza, para ayudar en el «gran reto» de preservar el medioambiente.
En el primer día del XVII Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, que se celebra hasta el sábado en la capital marroquí, Azoulay explicó a los periodistas que muchas prácticas de la cultura viva de la humanidad conciernen a esta relación.
«Son recursos -dijo- para ayudarnos en el gran reto de nuestro siglo: la preservación de la naturaleza y la biodiversidad, que desgraciadamente están hoy en un gran peligro».
Azoulay alabó la celebración de este comité en Marruecos, país que, dijo, «hace de la diversidad un estandarte», y en la ciudad del Rabat, declarada justo hace una década Patrimonio Mundial de la Unesco.
Y añadió la importancia de que tenga lugar en el continente africano, porque «África es la matriz de la humanidad y del lenguaje simbólico, que dan sentido a todas estas tradiciones y a este patrimonio vivo».
En la sesión de este lunes del comité, el rey de Marruecos Mohamed VI anunció en un mensaje, leído por el secretario general del Gobierno, Mohamed Hajui, que el país magrebí creará un Centro Nacional del Patrimonio Cultural Inmaterial, con la tarea de «consolidar los logros alcanzados en esta área».
Entre sus misiones, explicó, figuran realizar un inventario del patrimonio nacional y establecer una base de datos, fomentar la formación a los responsables de salvaguardarlo y sensibilizar a las generaciones más jóvenes sobre su importancia.
El comité que comienza a reunirse este lunes en Rabat está formado por 24 representantes elegidos de entre 180 países firmantes de la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, que decidirán cuáles del medio centenar de solicitudes presentadas recibirán el reconocimiento internacional de la Unesco, hasta ahora concedido a 530 tradiciones y prácticas culturales.
Se trata de la primera vez desde 2019 que se reúne de forma presencial, después de dos ediciones mantenidas por vía telemática debido a la pandemia.
Para este año, España presentó el toque manual de campanas, tradición extendida por el territorio nacional actualmente sostenida por grupos de voluntarios y vecinos de diferentes localidades españolas.
Y participa en otra solicitud conjunta con Alemania, Austria, la República Checa, Letonia y Polonia, que busca conceder a la maderada (transporte de maderos por el río) el título de Patrimonio Cultural Inmaterial.
Ambas candidaturas competirán con otras 44 por este especial reconocimiento de la Unesco, entre las cuales se encuentran tres países latinoamericanos: Cuba presenta los saberes de los maestros del ron ligero, Guatemala apuesta por su Semana Santa y Colombia por el sistema de conocimiento ancestral de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Una solicitud conjunta de Andorra y Francia, sobre las Fiestas del Oso en los Pirineos, también será evaluada por el Comité en su reunión de Rabat.
El comité estudiará también cuatro candidaturas a la lista de salvaguardia urgente, que reúne elementos de patrimonio amenazados con necesidad de asistencia internacional para su supervivencia.
La primera en pasar por este órgano será la de Chile, que pide la asistencia urgente para la alfarería de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca.
Finalmente, se decidirá cuáles de las cinco propuestas en examen entrarán en el registro de buenas prácticas de salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial.
Portugal y España son candidatos a este último, por su proyecto «Ponte… nas ondas!» (PNO), que desde 1995 busca salvaguardar la herencia cultural entre la frontera gallego-portuguesa. EFE