A pesar que discutieron importantes problemas beneficiosos para el mundo entero, la vigésima séptima conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático COP 27, celebrada en Sharm El Sheij en Egipto, finalizó el pasado viernes 18 de noviembre y los expertos dicen que dejó un “sabor agridulce, sombras, éxitos y fracasos”. Como éxito se dio la creación de un fondo para ayudar a los países más vulnerables frente a los efectos del cambio climático y fracaso por la incapacidad de alcanzar un acuerdo para eliminar de una vez por todas los combustibles fósiles.
La influencia de Egipto, bajo el yugo del régimen autoritario, obligó a la COP 27 a trabajar en silencio y con temor por la gran cantidad de activistas que rondaban a esta conferencia mundial. La próxima COP se celebrará en Dubai, en los Emiratos Árabes en el mes de noviembre del siguiente año, entonces, los estados debatirán todos los esfuerzos climáticos, pero, hasta tanto, en este y el próximo mes se dará un paso crucial para frenar el cambio climático ya que, en Montreal, Canadá se tratará sobre el convenio de la diversidad biológica; allí los líderes internacionales intentarán conseguir un acuerdo para salvar los ecosistemas para combatir el cambio climático.
Ahora más que nunca se requiere una acción y compromiso conjunto para frenar la crisis climática; el esfuerzo para cambiar es indispensable. El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, calificó a la COP 27 como histórica pero insuficiente, dijo en su discurso: “el mundo necesita aún un salto gigante en la ambición climática. Una drástica reducción de emisiones es la única respuesta a la crisis que amenaza con borrar del mapa a los países-isla o convertir toda África en un desierto. No hay que perder las esperanzas para poder sobrevivir. (O)