La transparencia tiene que ver con la honestidad e integridad de cada persona, de cada institución y de cada proceso. Actualmente, la falta de ella amenaza el bienestar de la sociedad porque nos enfrentamos a grandes cambios generacionales con mayores desafíos, en cuyo discurso la transparencia es interpretada de acuerdo con la moral de quien actúa.
La corrupción afecta el desarrollo social y económico, así como las instituciones democráticas y el estado de derecho y son los sectores más empobrecidos los más amenazados con las secuelas de la falta de transparencia. Ellos, los más pobres no sufren un daño colateral, sufren un daño directo y profundo porque el dinero que se usa para pagar coimas, sobornos, sobreprecios, es sin duda, el dinero que debió destinarse a mejorar su salud y la educación.
Prevenir la corrupción es mejorar la transparencia y fortalecer las instituciones que son esenciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Parafraseando a John Maxwell, -di la verdad, la transparencia genera legitimidad, actúa con transparencia, esta genera respeto-. Creemos consciencia contra esta lacra y difundamos la Convención creada para el efecto por Naciones Unidas, hagamos esto el 9 de diciembre, Día Internacional contra la Corrupción y todos los días del año con nuestras decisiones diarias. (O)