Mas de cien millones de personas se encuentran desplazadas de sus casas de manera forzada en todo el mundo en estos momentos, y cerca del 40 % son niños víctimas de conflictos y violencia, denuncia la ONG Plan International en el Día del Migrante.
Es la primera vez en la historia que se supera ese número y esto representa «un obstáculo para el progreso global», si se añade que en 2020 ya había unos 281 millones de migrantes internacionales por causas laborales, educativas o familiares, así como por conflictos o persecuciones; algo menos de la mitad eran mujeres o niñas.
«Las migraciones y los desplazamientos forzados tienen un impacto de género, ya que mujeres y niñas aumentan su papel en el hogar en detrimento de su educación, además de experimentar más problemas de acceso a comida, agua, letrinas, productos de higiene y atención a su salud reproductiva», explica la ONG en un comunicado.
Además, los conflictos «se solapan» con los efectos del cambio climático y las crisis macroeconómicas derivadas de la guerra de Ucrania y las consecuencias de la pandemia de covid-19.
Esto produce «un contexto global de crisis superpuestas» nunca antes visto.
En el futuro, augura Plan International, también la emergencia climática condicionará los movimientos migratorios globales.
«El Banco Mundial -cita la ONG- estima que, para 2050, los efectos del clima podrían obligar al desplazamiento interno de 143 millones de personas en África subsahariana, Asia meridional y América Latina. Solo en África, las personas migrantes a raíz de las sequías podrían aumentar en 22 millones en 2059».
Plan International recuerda la sequía que afecta al Cuerno de África y que sigue activa la alerta roja por hambre en ocho países prioritarios, entre ellos Somalia.
En ese país, más de un millón de niños, mujeres y personas mayores se han visto obligadas a emigrar por la hambruna causada por «la mayor sequía nunca antes vista».
Este año, los menores no acompañados y separados de sus familias crecieron un 81 % respecto al año anterior y 857.000 personas han sufrido desplazamiento forzado.
“Los niños, las niñas y las personas jóvenes refugiadas o migrantes se enfrentan a mayores riesgos de violencia, explotación y abandono. Las niñas sufren discriminación por su edad y género, y están expuestas a graves peligros como consecuencia de abusos sexuales y violencia de género, matrimonio infantil y embarazos adolescentes y no deseados», alerta Concepción López, directora general de Plan International.
Niveles de inseguridad alimentaria sin precedentes afectan también a Kenia, Sudán del Sur y Etiopía. En este último país, 4.5 millones de personas han sido desplazadas por los conflictos y por la sequía, que ya ha devastado la forma de sustento de 8 millones de personas.
El clima y los desastres naturales, influyen cada vez más
El clima, la degradación medioambiental y los desastres naturales son elementos cada vez más influyentes en el fenómeno de los movimientos migratorios, motivados «generalmente por un conjunto de factores económicos, sociales y políticos», además de ambientales, según Lourdes Benavides, de la ONG Oxfam Intermón.
Como otros analistas consultados, lamenta que «a los migrantes climáticos aún no se les considera refugiados climáticos» porque este concepto «no ha calado en la sociedad actual y ni siquiera cuenta con reconocimiento legal».
Para llamar la atención sobre ello, la ONU fijó el 18 de diciembre Día Internacional del Migrante.
Benavides explica que, a día de hoy, «las probabilidades de sufrir un desplazamiento interno por ciclones, inundaciones e incendios son siete veces mayores que las de sufrir un terremoto o una erupción volcánica, y tres veces mayores que las de sufrir un conflicto».
Un informe de esta ONG publicado en 2019 asegura que las catástrofes climáticas fueron el principal factor de desplazamientos internos en el último decenio, «con el 80 % procedentes de Asia, donde vive más de un tercio de la población más pobre del mundo”.
Otro documento, el estudio global anual de 2022 del Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos, indica que casi 24 de los 38 millones de migrantes del mundo que hubo en 2021 fueron ocasionados por desastres naturales, superior a los 14 millones que tuvieron que huir de los conflictos armados.
Beatriz Erice, investigadora del centro CICrA Justicia Ambiental, describe a las personas obligadas a la emigración climática como las que «han huido de sus comunidades de origen afectados por sucesos climáticos extremos como inundaciones, sequías, desertificación o aumento del nivel del mar”.
Según Erice, estas condiciones se agravan y tienen peores consecuencias en regiones o países vulnerables «al potenciar la inestabilidad, pobreza, desigualdad y conflictos sociales que ya viven muchos de ellos”.
La crisis climática, según Pablo Cortés, gestor de proyectos de cooperación de la Fundación Ecología y Desarrollo, supone también un «efecto directo» negativo sobre el sector productivo primario, fuente principal de ingresos y alimentación de los países menos desarrollados. Esto lleva a sus habitantes a «una espiral de vulnerabilidad, provocando que abandonen su hogar”. EFE