Los festines de comida más esperados del año llegaron y con ello es importante conocer cómo manejar los alimentos de manera adecuada. Sobre todo, al congelarlos y descongelarlos para evitar contaminaciones cruzadas, deterioro y/o pérdida de nutrientes, inclusive su descomposición. ¿Cuál es la manera correcta de hacerlo? IceMan comparte recomendaciones básicas y prácticas al respecto.
“En estas fechas es muy común adquirir o preparar alimentos con antelación, con el fin de evitar largas filas en los supermercados y contar con todo lo necesario el día cero, de igual manera gusta mucho el recalentado, y para ello se acude a la congelación o refrigeración. En ambos casos, debe hacerse de manera correcta para que la comida no pierda sus propiedades, ya que la pérdida del frío favorece la oxidación de los alimentos y el enranciamiento graso, apareciendo tonalidades amarillas en el alimento y provocando una pérdida de calidad en el producto”, explica Lorena García, jefe de Marketing de Kypross.
A continuación, las 6 reglas básicas para el manejo adecuado de los alimentos congelados en casa:
- Higiene de manos y utensilios: Es muy importante manipular los alimentos con las manos y utensilios limpios. Lo más recomendable es usar alcohol luego de lavar y secar adecuadamente las manos, con el objetivo de evitar la multiplicación de bacterias.
- Porcionar y congelarlos inmediatamente: Los alimentos a congelar deben ser divididos de acuerdo a la porción que se vaya a consumir, ya que una vez descongelado, se debe consumir en su totalidad. Una buena opción es pesar los alimentos para tener una distribución homogénea.
- Proteger los alimentos usando envases herméticos: La manera de almacenarlos también es clave. Es importante congelar los alimentos en un empaque adecuado, o fundas de la marca de su preferencia. El objetivo es evitar que el aire frío que circula por el congelador los reseque, ya que esto altera su calidad. Además, si estos son cuadrados o rectangulares se produce un mejor aprovechamiento del espacio en el congelador.
- Envolver con film transparente: Esta es una excelente alternativa para pescados, carnes y alimentos irregulares, ya que este material se adapta muy bien a cada superficie.
- Extraer todo el aire del interior del envase: Esto es fundamental en todos los casos, se debe intentar para reducir el contenido de oxígeno y para evitar la aparición de las bolsas de frío. Además, hay que vigilar que los envases no presenten grietas o fisuras que son espacios por donde migrará el agua, con lo cual el alimento podría desecarse.
- Respetar los tiempos: Se recomienda un período máximo de entre 3 y 12 meses en función del alimento, sin que su calidad se vea afectada.
A manera de referencia, podemos considerar los siguientes tiempos de almacenamiento de un congelado:
- 2 meses: Carne picada y despojos cárnicos (criadillas, hígados, hueso de jamón, lengua de cerdo, etc).
- 2 – 3 meses: Pescado graso (anchoa, boquerón, arenque, anguila, atún, bonito del norte, jurel, lamprea, pez espada, emperador, salmón).
- 3 meses: Pan, mariscos, carne de cerdo.
- 6 meses: Productos de pastelería, pescados magros, huevo batido.
- 8 meses: Carne de cordero.
- 10 meses: Carne de pollo y de caza.
- 12 meses: Carne de vacuno, hortalizas y verduras.
Cabe destacar que, la congelación “casera” es un proceso de congelación lento y en bloque, lo que hace que, al descongelar los productos, puedan cambiar su textura y presenten un exceso de líquido. La capacidad de congelación doméstica no es la misma que la aplicada a nivel industrial, la cual tiene un tiempo de duración de tres meses. Por tanto, en el caso de los platillos que pueden ser preparados con alimentos congelados de manera industrial y que, además, vienen precocidos, lo más recomendable es optar por estos productos, con los cuales además de contar con frescura se contará con ahorro de tiempo.
Los alimentos congelados con la técnica de congelación industrial rápida, es decir, grano por grano y de adentro hacia afuera, conservan la característica y nutrientes de cada uno de los alimentos, lo cual favorece a conservar el producto por largos periodos de tiempo. Pueden durar meses o incluso más de un año, dependiendo del tipo, esto es posible gracias al sistema de congelación IQF (congelación industrial individual), un procedimiento que garantiza, una congelación adecuada y que una vez descongelado, los alimentos conserven su textura, valor nutritivo y sabor.
Ventajas de los alimentos congelados:
- Permiten incorporar frutas y verduras en la dieta diaria, haciéndola más saludable.
- Preservan más los nutrientes y aportan a la salud.
- Hacen la vida más fácil, son accesibles, prácticos y conservan sus nutrientes.
- Son grandes aliados de una persona con actividad física activa.
- Poseen una textura agradable.
- Pueden ser más frescos, incluso que un producto recién adquirido en cualquier mercado.
- Son más confiables y están disponibles a cualquier hora y momento del día.
- Evitan desperdicios, “puedes salvar el mundo, un bocado a la vez”.
Alimentos que no se pueden congelar:
- Las verduras que se comen crudas como la lechuga y el tomate, los champiñones también, no son aptos para congelar.
- Las frutas que se consumen tal cual tampoco lo son, aunque sí para elaborar otro tipo de alimentos como batidos o purés de fruta.
- Alimentos con alto contenido en grasa, como la nata y algunas salsas, tienden a cortarse cuando se congelan.
- Los lácteos tampoco soportan bien la congelación ni los alimentos con alto contenido en almidón, como la pasta y el arroz.
- Huevos crudos con cáscara o cocidos tampoco, aunque sí los huevos batidos.
- Las papas crudas o cocidas se vuelven terrosas y desagradables para comer.
Finalmente, y lo más importante, los alimentos que se han congelado y descongelado nunca deben volver a congelarse. Debido a que perderían su textura, valor nutricional y sabor.