En vísperas de las elecciones seccionales, una encuesta realizada por el Grupo Faro confirma las principales preocupaciones de los jóvenes de entre 16 y 35 años de edad.
Si bien el estudio se centró en Quito, Guayaquil, Portoviejo, Loja y Pastaza, tales preocupaciones corresponden a todo el Ecuador.
Exigir seguridad lidera el sentir de la juventud, el mayor segmento de la población votante. Por lo tanto, debe ser asunto prioritario para las autoridades a elegirse.
El manual del político es ofrecer aquello que la población necesita y clama. Y por eso casi todos los candidatos a alcaldes ofrecen seguridad.
La seguridad ciudadana, de acuerdo a la Constitución le compete al Gobierno. La Policía Nacional se encarga de garantizarla.
Leyes como el Cootad permiten a los Municipios ser entes coadyuvantes en tal tarea. Algunos lo hacen en la medida de sus disponibilidades económicas, si bien en varias ciudades -Cuenca poco ejemplo- la población paga una tasa de seguridad.
El Gobierno libra una batalla contra bandas criminales ligadas al narcotráfico, secuestro, “vacunas”, asaltos, robos, sicariato, trata de personas, microtráfico, entre otros delitos.
Y lo hace en medio de muchas falencias. Aún no hay el número suficiente de policías y están mal equipados. El narcotráfico ha penetrado en la política, en la justicia, y, para colmo, aún no se materializa una política de Estado sobre seguridad.
El Grupo Faro ha detectado un problema común en las propuestas de los candidatos a alcaldes: el 60 % no explica cómo las cumplirá. Y esto debe ser tomado muy en cuenta por los electores.
Según la encuesta, tres de cada 10 jóvenes tienen interés en la política. El 70 % expresa su poca o nula atención al tema. Para el 80 %, ninguna organización política le representa.
Aquel es el panorama preelectoral: sombrío, apático; y, a lo mejor, con candidatos con poco seso para debatir, ni alternativa ciudadana para exigirles el cómo, el de dónde y el cuándo.