Desde su silla, doña Carmelita les dice a sus compañeras más jóvenes cómo deben envolver el pan y los caramelos que se entregarán en el Pase del Niño Viajero.
Ponga un poquito menos, para que avance para todos, dice Carmelita, una mujer que carga muchos años, y, aun así, muestra una vitalidad envidiable.
Doña Carmelita es Carmela Llivipuma, nieta de Rosa Palomeque, considerada como una de las iniciadoras del Pase del Niño Viajero.
En aquel entonces, Rosa hacía pan y chicha para repartirla entre los devotos y de paso invitarlos a participar en el desfile religioso.
Lo de hacer pan y chicha se impregnó en la familia. En primera instancia, la actividad la continuó la madre de Carmelita, y luego la seguiría ella con el pan, la chicha y los caramelitos.
“Aquí nos gusta hacer todo. El pan no es comprado. El pan hacemos en nuestros hornos. Los caramelos hacemos nosotros. Y todo esto es por la devoción que le tenemos a nuestro niño amado”, dice Carmelita mientras protege al pan con una funda transparente.
Si se le pregunta a la nieta de Rosa cuántos panes ha hecho, cuántas fundas ha armado, o cuántas personas le han ayudado, responde que no sabe, que nunca cuenta. Que los devotos son un montón de gentes que llegan y se prestan a ayudar.
Y es verdad. Doña Carmelita no presta atención a las personas que van y vienen por la sala y por la cocina de su casa. Lo que sí hace es atender a quienes golpean la puerta y preguntan por ella.
A veces son los integrantes del grupo que la ha acompañado año a año, ya sea para organizarse para salir en el Pase, o para entregarle una donación.
“Año corrido ayudamos a doña Carmelita. A veces le damos harina para el pan, manteca, o caramelos. Esto ya es una tradición que cumple mi familia, la de ayudar a doña Carmelita”, dice Kathy Guerrero.
Kathy Guerrero, junto con Mateo Guerrero, que llegaron a la casa de Carmela para donar algunas cajas de caramelos, son parte de esas personas anónimas que colaboran para que en el Pase del Niño se puede regalar las fundas de golosinas y las fundas de pan.
Vuelve la entrega
Que este año se vuelva a realizar el Pase del Niño Viajero, sin ninguna restricción, para Carmela es reavivar una tradición en la que podrá compartir sus panes y caramelos.
En agosto de este año, ella y las personas que suelen acompañarla en el Pase ya sabían que el evento religioso se realizaría. Entonces, sin pensarlo, empezaron con los preparativos de los ingredientes del pan.
A medida que se acercaba el tiempo de volver a reencontrase con el Niño Viajero, aceleraron el trabajo, y la noche del 21 de diciembre terminaron de envolver los panes y enfundar los caramelos.
Con el trabajo cumplido, este 24 de diciembre, los panes y caramelos se repartirán junto a Fybeca, en la calle Bolívar. El lugar siempre ha sido el espacio de repartición, y este año no será la excepción.
“Que vengan todos, que sean parte del Pase, y que se lleven su fundita de caramelos y su pan. Aquí estamos para continuar con esta tradición que lo hacemos por la fe”, dice Carmelita sin dejar de envolver los caramelos que los niños probarán mañana. (I)