El equipo de transición del presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, garantizó este 27 de dicimbre de 2022 que el acto de investidura del próximo domingo será «pacífico», a pesar de las amenazas de terroristas que se resisten al resultado de las urnas.
«No serán pequeños grupos terroristas los que van a emparedar a la democracia brasileña. No tienen espacio, no tendrán espacio, no vencieron, ni vencerán», afirmó el futuro ministro de Justicia, Flavio Dino, sobre las amenazas de grupos de ultraderecha que apoyan al presidente saliente, Jair Bolsonaro.
Las alarmas por la seguridad de la investidura se dispararon el pasado fin de semana, cuando la Policía de Brasilia desactivó una bomba colocada en un camión cisterna que, según las investigaciones, sería detonada en el aeropuerto de la ciudad.
El responsable del frustrado atentado fue detenido y confesó que frecuentaba un campamento de activistas instalado hace dos meses frente al Cuartel General del Ejército para exigir un golpe militar que impida la investidura de Lula y mantenga en el poder a Bolsonaro, quien aún no ha reconocido su derrota en las urnas.
El detenido admitió que su objetivo era «sembrar el caos» y crear las condiciones para forzar el golpe de Estado que el bolsonarismo más radical exige, pese a que los generales han ignorado todas esas presiones.
Dino subrayó en rueda de prensa que las autoridades policiales y militares están «comprometidas con la democracia» y que todos los sospechosos de actividades terroristas serán investigados «bajo la forma de la ley».
El futuro ministro insistió en que habrá durante la ceremonia de investidura una «movilización total» de los organismos de seguridad del Estado para garantizar la «paz» durante lo que será «una fiesta de la democracia».
Para la toma de posesión de Lula son esperados al menos 17 jefes de Estado y de Gobierno. Entre otros, figuran el rey de España y los líderes de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Uruguay, y los presidentes de Alemania y Portugal.
Asimismo, se espera que unas 300.000 personas asistan a la fiesta que prepara el equipo de Lula, que incluirá un concierto en el que se presentarán decenas de artistas populares.
En la misma rueda de prensa, el futuro ministro de Defensa, José Múcio, sostuvo que la preocupación de las autoridades no radica en los campamentos instalados frente a los cuarteles, sobre los cuales dijo que «en general han sido pacíficos».
Sin embargo, afirmó que «cuando un ciudadano pone una bomba que puede destruir un avión con cientos de personas entramos en el campo del terrorismo» y eso «será combatido con todo el rigor» de la ley.
Múcio agregó que el movimiento frente a los cuarteles «es cada día menor» y consideró se «desactivará en forma natural» durante los próximos días.
Sin embargo, aclaró que, a partir de este 1 de enero, el nuevo Gobierno podrá adoptar las medidas que considere necesarias si esas movilizaciones persisten. EFE