En medio de esta dicotomía filosófica se acerca el cierre de un ciclo, un cierre que abrazó historias, aprendizajes, alegrías, tristezas y demás, un cierre con encuentros y re encuentros perfectos y precisos; una trayectoria de trescientos sesenta y cinco días caminando con la esperanza de la mano conforme la marcha de nuestro proceso de vida.
En este año que finaliza, también estuvieron aquellos que vivieron dominados por una fea conducta, malgastando tiempo, momentos y oportunidades y estas oportunidades, así como llegaron para algunos y las supieron aprovechar, también estuvieron ausentes para otros que ansiaron solo eso, coincidir…. entonces, mientras por un lado se recibió a manos llenas la gracia y la prosperidad, para otros la generosidad se perdió en algún lugar y lo que se creyó esperanza se convirtió en decepción.
En fin, un año más o un año menos para los que sí, para los que no y para los otros. La vida es un enigma tan particular que sin importar en el lugar que estemos, estamos; y, estando allí siempre hay que continuar, sin opción a claudicar y sin pensar en ceder espacio a la desilusión o la debilidad. Cuando den las doce empezaremos un nuevo año, el cielo se vestirá con sus mejores luces y la esperanza otra vez renacerá. ¡Feliz 2023 a todos mis lectores! (O)