El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien será sustituido el 1 de enero de 2023 en el poder por Luiz Inácio Lula da Silva, rompió este viernes su silencio e intentó apaciguar a sus seguidores más radicales, a los que pidió ejercer una dura oposición.
«No vamos a creer que el mundo acaba este 1 de enero» con la investidura de Lula, declaró Bolsonaro sollozando, en un directo por sus redes sociales, en el que instó a sus seguidores a «no tirar la toalla ni dejar de hacer oposición», pero pidió que sea en forma pacífica y dentro del marco que establece la Constitución.
Bolsonaro no confirmó si pretende viajar en las próximas horas a Estados Unidos, aunque el Gobierno ya ha dado a entender que podría partir este mismo viernes hacia Miami.
SIGUE SIN RECONOCER SU DERROTA
En un pronunciamiento que duró poco más de una hora, Bolsonaro no terminó de reconocer su derrota en las elecciones de octubre pasado ni felicitó a Lula.
Por el contrario, insistió en que fue «víctima» de una justicia electoral «que no fue parcial» y que, en su opinión, favoreció al líder progresista con diversas decisiones.
Reiteró que su «libertad» y la de los grupos de ultraderecha que le apoyan fue «cercenada» y se les «impidió» denunciar los fallos que, según insiste sin prueba alguna, tiene el sistema electrónico de votación que se utiliza en Brasil desde 1996.
Hizo un repaso de la gestión que comenzó el 1 de enero de 2019 y admitió que «hubo problemas», que atribuyó sobre todo a la irrupción de la pandemia en marzo de 2020 y a la invasión rusa a Ucrania este año.
Sin citar a Lula por su nombre, auguró que «el nuevo Gobierno que viene ahí va a crear muchos problemas» y le va a «imponer al país una ideología nefasta que no resultó en ningún lugar del mundo».
JUSTIFICA LAS MANIFESTACIONES
También justificó las manifestaciones que mantienen activistas de ultraderecha a las puertas de los cuarteles, donde exigen un golpe militar que impida la investidura de Lula y le mantenga en el poder.
En su opinión, son una «reacción» a un proceso electoral que «no tuvo toda la transparencia», lo cual llevó a «una masa de personas a tomar las calles y protestar».
Subrayó que él no convocó esas movilizaciones, pero insistió en que se trata de «una protesta pacífica, ordenada, que respeta las leyes» y constituyen «una manifestación espontánea del pueblo».
Se desmarcó, sin embargo, de algunas acciones violentas que han sido atribuidas a algunos de esos grupos que protestan, entre las cuales figura la colocación de una bomba en un camión cisterna que se dirigía al aeropuerto de Brasilia y que fue desactiva a tiempo por la Policía.
«Nosotros no queremos un Brasil peor», pero «tenemos que respetar nuestra ley y la Constitución», afirmó Bolsonaro, quien sostuvo que «a partir de ahora toda manifestación (contra el Gobierno de Lula) es bienvenida».
Según el líder de la ultraderecha, su lema «Dios, Patria, Familia y Libertad no se va a perder» y debe ser a partir de ahora la guía «de todos los patriotas» que quieren «el regreso de un país con orden y progreso». EFE