Ambas fechas tienen una connotación especial para quienes ejercen la profesión de comunicadores sociales, conocidos tradicionalmente como periodistas. Estos días fueron declarados como Día del Periodismo Ecuatoriano y Día del Periodismo Azuayo, en consideración a la aparición de los primeros periódicos en el Ecuador y en el Azuay los días señalados, en su orden.
“Primicias de la cultura de Quito”, fue el primer periódico de nuestra historia, publicada el 5 de enero de 1792 por Eugenio de Santa Cruz y Espejo (1747-1797), promotor de la “Sociedad Patriótica de Amigos del País, que había resuelto publicar ese órgano de prensa. El periódico no estaba destinado a dar noticias y publicidad como fue el arranque del periodismo en el mundo, sino más bien textos de opinión, consignados a fomentar los intereses de la comunidad y divulgar tesis ideológicas, como ensayos y discursos. Apenas llegó a 7 números, pero abrió una nueva etapa de comunicación y cultura, sembrando ideales libertarios.
El “Eco del Asuay” circuló por primera vez el domingo 13 de enero de 1828, fundado y dirigido por Fray Vicente Solano, semanal y dominguera, hasta llegar a la edición 26, último número que se difundió el 6 de julio del mismo año. El primer número vino con el epígrafe: “No basta decir a los ciudadanos: sed buenos; es necesario enseñarlos a serlo”. En su despedía colocó el epitafio: “Aquí yace un majadero/ Que nos habló en guirigay, /Llamóse Eco del Asuay, / Lo mismo que decir cero. / No llores pasajero/ Pues que nos dijo verdades, / Sin usar de necedades, / Como se estila en el día; /Luego sabes a porfía/ Vengarte de sus maldades/”.
Los dos afamados ciudadanos fueron pioneros del periodismo, revelaron incorrecciones e inmoralidades de los poderosos, proyectaron lecciones de denuncia antes nunca sospechadas. Más tarde, con el periodismo cayeron conspicuas almas malignas y las cárceles se abarrotaron por el trabajo de la prensa antes que del sistema judicial. La prensa nació para ser un contrapoder del totalitarismo y de la corrupción.
Cuando las instituciones del país sufren de gangrena, la prensa no es indemne a esta epidemia, no obstante, algunos medios clásicos y digitales vienen de hacer un trabajo arduo y honesto contra la corrupción, incluida la narcopolítica. Por ello es de resaltar profesionales de la prensa que con valor han contribuido con la justicia, investigando y denunciando las patrañas de gobernantes y sus corifeos. (O)