En el mundo, los alcaldes alcanzan una dinámica de presencia y gestión trascendental. Necesaria y visible. Fundamental y dinámica como principal autoridad ejecutiva de la ciudad.
Las ciudades más hermosas y visitadas del mundo, muestran que la administración municipal -que muchas veces se convierte en metropolitana- es la que piensa y planifica para embellecer y generar turismo, pero además para resolver los problemas y necesidades de sus habitantes. Yo diría, siempre con creatividad. Para facilitar un buen nivel de vida y la resolución de las dificultades. Con cercanía a entender las necesidades. Con fundamentos para tomar las decisiones urgentes. Con visión para planificar a mediano y largo plazo.
Ser alcalde supone tener un profundo conocimiento sobre la ciudad, su historia, su cultura, sus urgencias y también los errores cometidos en ella. Es decir, se hace necesario entender, saber y profundizar en la realidad. Luego, la personalidad y capacidad de ejecutar para encontrar respuestas como ciudad visionaria que atesore su esencia y mejore la vida de su gente.
Así, antes que encontrar justificativos, el alcalde ha de tener fortaleza para decidir; en vez de decir no es mi competencia, debe hallar mecanismos que permitan concurrir en atribuciones. Debe comprender de carisma para ser cercano a la población; tienen que buscar una inmersión profunda en la planificación y no quedarse en lo inmediato y finito, sino en lo sustancial y duradero.
En realidad, para ser alcalde no se necesita de mentir e improvisar en una campaña electoral. Los alcaldes deben estar listos para serlo. Estar preparados para responder a las necesidades de la ciudad. (O)
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