Siempre es gratificante visitar Nabón, cantón que cuenta con una ruta asfaltada, La Ramada Nabón, y una red vial a parroquias, comunidades, caseríos y desde luego a los sitios arqueológicos como Udushapa que, incluso llega al puente de Simón Bolívar y al Cerro Partido, deslumbrante paisaje, que visité por primera vez, hace muchos años, invitado por la alcaldesa Amelia Herráez.
En esta ocasión, en el marco de visitas a sitios culturales programadas para este año, mi salida tenía como destino las Ruinas de Udushapa, ubicadas a veinte y seis kilómetros de Nabón a donde es posible llegar en vehículo, aunque “con lluvia es difícil salir” dice nuestro guía, un amable campesino del lugar que interrumpió su jornada para acompañarnos.
Y encontramos las ruinas, restos de un complejo habitacional incásico a manera de un tambo en el Camino Real entre Oña y Dumapara, perdidos entre un tupido matorral, cañaveral, cercas de cementera, grandes piedras rodadas, eucaliptos y otras plantas menores que realmente hacían difícil su localización pese haber estado ahí muchas veces.
Pero ahí están y en pie, aunque muy desmejoradas con derrumbes y vegetación en sus paredes que da lástima su abandono y, admiración por los moradores que, de alguna manera, respetan estos hitos culturales que no han sido arrasados como sucedió en otras zonas.
Ahora que estamos en “temporada de ofertas”, sería interesante escuchar a los candidatos, a los gobiernos locales respectivos, cuáles son sus propuestas respecto a los sitios arqueológicos.
¿Qué decir del puente de Simón Bolívar?, reconstruido, aunque quedan unas grandes vigas laterales, chamuscadas, como testigos de su pasado monumental y del incendio que arrasó su estructura de madera, que se erguía impresionante en contraste y armonía con el color de las paredes del Cerro Partido, reflejándose en las apacibles aguas del río como fondo de un inusual paraje natural. Río, Cerro y puente del que tanto me habló Alfonso Vallejo*, entusiasta y erudito historiador de la zona.