“Dios hizo al primer hombre de barro. Entonces los ceramistas decimos ¡que felicidad que como somos de barro, vivimos en el barro y al barro vamos!”.
Navegar por los sueños de Eduardo Segovia es recorrer un largo camino, de años de soñar y hacer.
Las salas del museo del CIDAP que acogen su muestra nos invitan a caminar un sendero ajeno y a la vez conocido. Es la mirada curiosa de aquel niño que empezó jugando con la arcilla en la convención del 45 y se quedó en su edad adulta a vivir en la misma atmósfera de arcilla.
A contar sus sueños, historias narradas en piezas de arcilla y telas de sueños vividos en cada trazo, en cada molde, trazado con sus manos.
Se agradece cada espacio que recorremos en la obra de una retrospectiva, de un homenaje, de un reconocimiento a una vida construida de sueños hechos realidad. (I)