Evitar el caudillismo y peor su imagen se perennice, es mostrar que en democracia se avanza, aunque lentamente, pero avanzar, no retroceder como el cangrejo, a tiempos de la violencia inusitada y sin control, con el miedo de movilizarse por la geografía patria, por los asesinatos por doquier, la vacunación para la extorsión, el secuestro en su auge, habiéndonos convertido como país en el más inseguro del mundo, en donde cada vez aumentan jóvenes desocupados en las esquinas, ventas en las veredas que ocupan vastos sectores de la ciudad, nuestros migrantes desafiando todo peligro en sus periplos. Esa es la realidad que a simple vista observamos y venir a decir, sueltos de huesos, que el voto es para evitar que haya cambios a esta realidad, es tontería politiquera y ceguera, que seguramente la población tomara en cuenta.
Nueva oportunidad para el pueblo es elegir a sus autoridades seccionales, importantes para el convivir local. Otra vez las ofertas por los mismos de siempre, ya es cuestión de cada elector, discriminar su voto que en verdad enrumbe a la institucionalidad que cuide a la población dando certezas en: ámbitos de seguridad que su gestión llega a la prevención que resulta trascendente en el ordenamiento de la ciudad y la provincia, aunando esfuerzos con representantes del poder central para no seguir dando palos de ciego contra una delincuencia que ha contaminado a las propias instancias de control, con indicios de ser parte de las bandas establecidas, que no dan tregua ni en elecciones, como el asesinato a un candidato para Alcalde de Salinas, que alarma a la opinión publica.
El mayor logro es escuchar a la voz de la gente en las urnas, desde luego que algunos avivados aprovechan denostando a la política y a los políticos, para seguir lucrando a sus anchas, con la desazón de la población. Sin embargo, es cuando más debemos indagar sobre los candidatos/as, para que nuestro voto tenga sentido, sin retroceder a niveles de antes de siglo, cuando los servicios públicos, desarticulados, no satisfacían a los requerimientos ciudadanos. Otra vez vamos entonces por la utopía del cambio. Hasta acertar por el bien social. (O)