Las campañas para las elecciones seccionales han dejado terribles secuelas. Varios candidatos han sido víctimas de atentados. A otros, en cambio, se los ha involucrado con el narcotráfico o lavado de activos. Tristemente, las noticias de ataques a políticos, como ocurrían en México, ahora suceden en Ecuador.
Javier Pincay, quien participa para la alcaldía de Portoviejo, recibió varios disparos en medio de una caravana. Los asistentes indicaron que dos sujetos, a bordo de una moto, se mezclaron entre los simpatizantes y atentaron contra su vida.
Afortunadamente, fue referido a una casa de salud, en la que pudieron salvarlo. Ahora han atentado contra la sede de su movimiento político.
Quien no corrió con la misma suerte fue Julio César Farachio. El joven candidato, que postulaba para la alcaldía de Salinas, fue asesinado en un recorrido político. Luego de los hechos, la Policía Nacional montó un operativo y capturó al supuesto autor intelectual del homicidio. De acuerdo a las investigaciones la víctima habría recibido amenazas del detenido.
También el reconocido Frickson Erazo, exseleccionado nacional, y quien intenta llegar a la alcaldía de Esmeraldas, fue víctima de varios atentados. En uno de los hechos incineraron su camioneta y dispararon contra su vivienda.
Lamentablemente, un primo de Erazo fue asesinado al estilo sicariato. Sus familiares dijeron que estos actos son parte de la violencia política.
Ante estos acontecimientos, los políticos se han visto en la necesidad de contratar seguridad privada y limitar los eventos de concentración masiva. Sin duda, el Ecuador atraviesa una ola de violencia nunca antes registrada.
Los ciudadanos clamamos que las autoridades controlen la inseguridad. Miles de familias ecuatorianas se han enlutado por esta causa. El narcotráfico y la política se juegan un intenso enfrentamiento.