Madrid/Rabat.- Dos nombres, Yassine Kanjaa y Fath Allah Benhachem Grarrass, han colocado el terrorismo yihadista en la primera página de la actualidad informativa de esta semana en España para recordar lo que las fuerzas de seguridad nunca han olvidado: que la amenaza persiste y que, además, puede aparecer en forma de lobos solitarios.
Este lunes está previsto que pase a disposición de la Audiencia Nacional española Yassine Kanjaa, el marroquí de 25 años que el miércoles atacó dos iglesias de Algeciras (sur) armado con una machete de grandes dimensiones. Mató a un sacristán e hirió a varias personas, entre ellas un sacerdote.
Habrá que esperar unas horas para saber si el juez lo califica de acto terrorista. Y para que lo haga será esencial el resultado de los rastreos que los investigadores han estado realizando a una memoria externa hallada en el registro de la casa donde vivía, a los dispositivos móviles del detenido, a las conversaciones que mantuvo y con quién, a las páginas que pudo visitar en internet…
Su acción no ha sido reivindicada por el Dáesh, pero sí se ha hecho eco a través de medios afines.
Casi a la misma hora que Kanjaa perpetraba los ataques era detenido en Gerona (noreste) Fath Allah Benhachem Grarrass, de origen marroquí y nacionalidad española, con nivel «avanzado» de radicalización y que ese mismo día había hecho búsquedas en internet sobre cómo atacar con armas blancas.
Como reflejaba el auto del juez que le envió a prisión, el detenido, con un perfil «de gran violencia y agresividad», había manifestado en grupos afines al Dáesh su pretensión de atentar en España contra algún «objetivo individual accesible asociado a los gobiernos español o marroquí o bien a intereses judíos», o en playas de la localidad turística de Benidorm.
¿DOS LOBOS SOLITARIOS?
Casi 1.200 kilómetros separan Algeciras de Gerona. Las fuerzas de seguridad no han bajado la guardia ante la amenaza terrorista pese que desde 2017, cuando se produjeron los atentados en la región de Cataluña con 16 muertos y más de 150 heridos, no se ha perpetrado ningún ataque yihadista.
Mientras que, según el Ministerio del Interior de España, Kanjaa «no estaba en el radar de ningún servicio nacional por radicalización», Fath Allah Benhachem Grarrass se encontraba en el foco de las fuerzas de seguridad españolas, incluso del FBI estadounidense, por estar radicalizado.
Pero, ¿ambos son lobos solitarios? Fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por EFE creen que sí y no dudan en afirmar que se trata de dos casos de extremismo, de una radicalización que les lleva a querer cometer acciones violentas.
Los expertos consultados no dudan en reconocer que la detección de estos individuos es «muy difícil». Y más aún averiguar cuándo van a actuar.
Si finalmente actúan, lo harán con armas y medios muy simples (machetes, cuchillos…) Normalmente, cuando empiezan a atacar, «ya no pueden parar» y continúan la acción hasta que son neutralizados.
¿LOCURA O TERRORISMO? NO SON INCOMPATIBLES
Mucho se ha escrito sobre el posible trastorno mental del atacante de Algeciras y se ha llegado a decir que estuvo en tratamiento psiquiátrico en su país.
Alegar «locura», dicen las fuentes, «no minimiza el hecho, ni siquiera lo exime de ser terrorismo». En todo caso, afectará a la culpabilidad penal, pero seguirá siendo terrorismo.
El trastorno psicológico, si existe, «complica mucho» la valoración del individuo para los investigadores, añaden. Pero además, hace más peligroso al sospechoso porque será más impredecible todavía.
En el caso del atacante de Algeciras aún no se sabe con certeza si se radicalizó, pero podría haberlo hecho de forma casi exprés a través del consumo de material «ad hoc» en internet. De momento, es solo una especulación.
Un investigador consultado por EFE pone como ejemplo el caso del autor del atentado de Niza (Francia) en 2016, que se radicalizó en apenas mes y medio.
Según este experto en yihadismo, el ataque de Algeciras es «singular». Cree además que el sospechoso podría sufrir alguna enfermedad mental debido al consumo del hachís en su adolescencia y asegura: «su radicalización no es normal, no creo que haya visto un material yihadista completo de adoctrinamiento».
No descarta tampoco que la quema la semana pasada de ejemplares del Corán en algunos países europeos pudiera haber empujado al presunto yihadista. EFE