El papa Francisco emplazó hoy a los fieles a oponerse «a la guerra, a la violencia y la injusticia en todo lugar donde se insinúen», durante la misa por la Conversión de San Pablo al término de la semana de oración por la unidad de los cristianos.
«Si queremos que la gracia de Dios en nosotros no sea estéril, hemos de oponernos a la guerra, la violencia y la injusticia en todo lugar donde se insinúen», instó en la basílica de San Pablo Extramuros ante los representantes de otras ramas del Cristianismo.
Francisco cerró la 56ª semana de oración por la unidad de los cristianos que, en esta edición, ha transcurrido bajo el lema «Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia», extraído del Libro del profeta Isaías, cuya meditación vertebró su homilía.
Precisamente el lema ha sido elegido por un grupo de fieles de Minnesota que, según el pontífice, son «conscientes de las injusticias cometidas en el pasado respecto a los pueblos indígenas y contra los afroamericanos en nuestros días».
«Frente a las diversas formas de desprecio y racismo; frente a la comprensión errónea e indiferente y a la violencia sacrílega, la Palabra de Dios nos amonesta: ‘¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho!’. En efecto, no es suficiente denunciar; es necesario también renunciar al mal», instó.
Francisco, comentando las Escrituras, defendió el rol social de la Iglesia al sostener que Jesús de Nazaret no quería «ofrendas» sino que «el oprimido sea socorrido, que se haga justicia al huérfano, que se defienda a la viuda» y a los últimos y pobres.
«En la sociedad del tiempo del profeta se había difundido la tendencia —lamentablemente siempre actual— de considerar que los bendecidos por Dios eran los ricos y los que hacían muchas ofrendas, despreciando a los pobres. Pero esto es malinterpretar completamente al Señor», afirmó.
También lamentó la «violencia sacrílega», es decir, la cometida contra «el templo de Dios que es el hombre».
«Podemos imaginar con cuánto sufrimiento ha de presenciar guerras y acciones violentas realizadas por quien se profesa cristiano», dijo.
Y defendió que la fe debe «mantener vivo un sentido crítico» contra los nacionalismos y la xenofobia, retomado un pasaje de su encíclica «Fratelli tutti» (2020).
«Todavía hay quienes parecen sentirse alentados o al menos autorizados por su fe para sostener diversas formas de nacionalismos cerrados y violentos, actitudes xenófobas, desprecios e incluso maltratos hacia los que son diferentes. La fe, con el humanismo que encierra, debe mantener vivo un sentido crítico frente a estas tendencias, y ayudar a reaccionar rápidamente cuando comienzan a insinuarse», recordó, como dejó escrito en su encíclica.
El pontífice, que rezó de pie pese a sus problemas de rodilla ante el lugar en el que se cree que fue decapitado San Pablo, agradeció la presencia de algunos representantes de otras ramas cristianas como del arzobispado anglicano de Canterbury o del Consejo Panucraniano.