La colombiana Nataly Ospina es astrofísica, pero también divulgadora y profesora. Y le preocupa que la divulgación científica recaiga sobre los hombros de las mujeres, lo que supone que se vean obligadas a “estancar su carrera” o dejarla a un lado, mientras los hombres no renuncian a nada y ocupan los puestos de poder.
“Yo tengo seis conferencias esta semana, y es algo que yo disfruto y me encanta, pero, a la hora de reconocimiento profesional, esto no se tiene en cuenta”, lamenta en una entrevista con EFE en Madrid con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra este sábado.
“El empoderamiento y el feminismo -prosigue- nos han beneficiado, pero también creo que estamos pagando un precio”, ya que “la divulgación ahora ha recaído casi al completo en nosotras”.
Las mujeres que cubren las cuotas de género en tribunales y congresos científicos “son siempre las mismas”, constata, y también «necesitan avanzar en su carrera», no estancarse llenando su calendario de citas de divulgación.
TESÓN FRENTE A LAS DIFICULTADES
El camino hacia la Astrofísica en Colombia es arduo. “Muchas veces, para una niña colombiana, no se plantea la posibilidad de ser física”, dice.
“En mi país, a diferencia de en España, el que estudia Física es aquel que no ha podido entrar en la carrera que realmente deseaba”, no porque le apasione.
Un poema recitado por un compañero suyo titulado “La niña que miraba las estrellas” es la razón por la que Nataly sea hoy una gran investigadora, centrada en “detectar neutrinos provenientes de supernovas”, según ella misma explica
“El saber que él veía esa pasión que yo sentía hacia las estrellas me hizo replantearme que, a lo mejor, eso se podía estudiar”, recuerda la investigadora colombiana.
Y resalta que ella no tuvo la guía ni ayuda de nadie para elegir su profesión. “Llegué a ser astrónoma porque lo busqué y tuve pasión”, asegura contundente.
GRANDES DIFERENCIAS CUANTITATIVAS
Además de divulgadora en centros educativos, es profesora de máster y de primer año del grado de Física de la Universidad Autónoma de Madrid. Y nota la brecha de género desde que empezó sus estudios: entre mujeres y hombres, constata, “hay muchas diferencias.
«Cuando yo hice Física -recuerda- éramos tres o cuatro las mujeres que entraron en mi promoción; ahora soy profesora en el máster y, de diez estudiantes que tengo, solo tengo una estudiante mujer”. En su grupo del grado de Física, un 16 % de los alumnos de la clase son mujeres.
Ospina considera clave que se promuevan políticas de conciliación familiar para evitar el abandono de las carreras profesionales.
“Las mujeres empiezan -explica-, pero en el momento en que se plantea la idea de formar una familia, se caen”, es decir, abandonan y se vuelcan en los hijos o parientes mayores, y generalmente es el hombre el que sigue trabajando.
A su juicio, “también es cuestión de educar a la sociedad, los hijos son tarea de dos, y no deben recaer siempre en la mujer”.
Iniciativas como este día internacional 11F, incide, “deben servir para educar a las generaciones próximas, los primeros en beneficiarse de estas actividades todavía no han empezado una carrera universitaria”.
Recientemente, en una debate celebrado en la Casa de América de Madrid, confesó que, de vez en cuando, una niña se acerca para decirle e que quiere ser científica”.
Por eso, los resultados de actividades de difusión y campañas de promoción de la ciencia entre las mujeres “no los veremos hasta dentro de unos años”, concluye. EFE