Entre lo más significativo de los resultados electorales del 5 de febrero, en primer lugar, está la derrota del Gobierno en el referéndum; pues, dada la alta impopularidad del Presidente Lasso por su cuestionada gestión, el referéndum finalmente se transformó en un plebiscito que llevó a que la mayoría del pueblo desapruebe su gestión. Una situación que, sin duda, podría complicar mucha el ejercicio del poder gubernamental en los próximos dos años, a no ser que el Presidente (algo muy improbable) de un giro importante y se sintonice con las demandas y las necesidades prioritarias de la mayoría de la población nacional.
En segundo lugar, se destaca la debacle electoral del Partido Social Cristiano (PSC) en lo que fuera su plaza fuerte por 31 años, la Provincia del Guayas y su capital Guayaquil; un asunto no menor, pues se trata del partido político más representativo y antiguo de la derecha política; pues CREO, la otra organización política derechista y gubernamental, prácticamente no alcanzó ninguna representación política importante a nivel delos Gobiernos locales. Asimismo, el centro político expresada en la Izquierda Democrática (ID), y otras organizaciones políticas menores, también pasarían casi desapercibidas; con excepción de Cuenca donde la ID gana la Alcaldía, aunque con un porcentaje reducido en términos de legitimad democrática (un 18 %).
En tercer lugar, la tendencia de centroizquierda e izquierda representada, respectivamente, por la llamada Revolución ciudadana y Pachakutik asoman como los triunfadores de la jornada electoral. En el caso de la Revolución Ciudadana o “correísmo”, su fortalecimiento electoral es significativo, pues logra 9 Prefecturas y más de 60 Alcaldías, destacándose su triunfo para la Prefectura del Guayas, la Alcaldía de Guayaquil, la Alcaldía de Quito, así como la Prefecturas de Manabí, Pichincha y Azuay; un triunfo que denota que el alto y acelerado desgaste del Gobierno de Lasso ha sido capitalizado por el “correísmo”.
En el caso de PachaKutik su triunfo electoral, sobre todo en las provincias de la Sierra centro y en algunas del Oriente, no sería ajeno al paro de junio del movimiento indígena y a los efectos positivos que, para su legitimad social, habría tenido dicho paro. (O)
