¿Y el país?

            Ni lo uno, ni lo otro. Ni el colapso, ni la revancha. Ni la amargura, ni el exagerado optimismo. Pero tampoco la impavidez ante un Ecuador que corre inmensos riesgos mediatos.

            El desarrollo o progreso del Estado y su gente, sin que exista una convivencia mínimamente pacífica, puede traer consigo caos, desequilibrio, amenaza y estallido social. No puede existir un fortalecimiento sin integrar a él a todos los actores del tejido social. La atención debe ser a cada espacio y con todas las preocupaciones y necesidades. Se trata de pensar en colectivo, no en residual.

            En analogía a lo que quiero decir. Si pensamos en la Revolución Industrial y la transformación que ésta trajo, se mira que los propietarios de fábricas acumularon fortunas, pero la población más pobre pudo mejorar su estilo de vida, de trabajo, de satisfacción de necesidades y capacidad adquisitiva, por la masiva producción que permitió abaratar costos, dar trabajo y especializarse en todo tipo de consumidor. García Hamilton en su libro: ¿Por qué crecen los países?, señalaría que el crecimiento implica cambio y que éste se da en libertad e ingeniería de todos los órdenes sociales.

            El Ecuador no puede crecer en la desorientación y ausencia de compromiso. No cabe la confrontación post electoral que genere un Gobierno a la sombra, ni una oposición en la otra orilla. Natural es la diversidad de ideas y visiones. Anormal es el permanente conceso. Pero también es amorfo el conflicto a sabiendas que no lleva a ningún beneficio colectivo. Si se quiere, al ser la democracia el gobierno del pueblo para que éste pueda tomar decisiones económicas y políticas; se requiere entonces, al menos una cercanía de condiciones económicas y sociales entre ecuatorianos. O sea, se necesita de actos y paz. De todos los bandos. Sin egoísmos ni vanidades. Facilito no es.

Pero si interesa el país, debe entonces primar la estabilidad y la paz. Lo social. Yo diría: lo humano. Además, la vigencia de la República con sus atesorados elementos y, la vida del debilitado sistema democrático. Si interesa el país, no todo es el Gobierno y la larga lista de políticos; mucho más es, la ilusión, el esfuerzo y el trabajo de cada ecuatoriano que se levanta y sigue. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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