Existen zonas de la ciudad que aún conservan vegetación nativa, algo que favorece el avistamiento de aves. Esta actividad casi ya no es posible en la ciudad por factores como desplazamiento del hábitat de la fauna.
Volar con la mirada y perderse en la naturaleza son las ventajas de ser ‘pajarero’. Se trata de expertos en avistamiento de aves, quienes abren la puerta hacia un mundo desconocido aunque cercano para los habitantes de Cuenca.
A solo 6 kilómetros del intenso movimiento de la ciudad, del tráfico y la bulla de la zona urbana, en medio del campo de San Joaquín, unas 170 especies de aves conviven entre la vegetación aún nativa.
El Alto, en la parroquia San Joaquín, es una de las pocas «sombras» que favorecen al hábitat de especies amenazadas por la expansión agrícola, la ganadería y el olvido de las autoridades que no miran la conservación de la flora silvestre como algo rentable.
Contrario a ello, un grupo de apasionados a este hobby, quienes conformaron el Club de Avistamiento de Aves de Azuay, demostraron que si puede dar réditos.
Un ejemplo de que es posible vivir de estos emprendimientos, cuenta Diego Cone Maldonado, especialista en turismo y avistamiento de aves en Cuenca, se conoce gracias a Ángel Paz, del Refugio Paz de Aves, en Mindo.
Antes de dedicarse al negocio de avistamiento de aves, trabajaba cómo ganadero y, aunque tenía una ‘relación única’ con aves del lugar, no sabía que podría vivir de esto.
Su relación con esos animales era única, que podía “entenderse” con estos. Pero ver a personas ‘pajareando’, despertó en él la curiosidad que poco a poco le llevó a dejar la ganadería y ahora vivir de visitas guiadas. Por visitante, cobra 45 dólares.
Paciencia
Diego lleva 10 años aprendiendo a comunicarse con las aves. “Deje de escuchar música 5 años y me dediqué a aprender sus sonidos” comenta.
Pajarear ha dejado de ser un pasatiempo y se ha convertido en su forma de vida, con la que fortalece su vínculo con el bosque y el campo.
Junto con Kabir Montesinos, especialista en áreas verdes, aprenden el oficio de la paciencia y a esperar a que las aves aparezcan para ‘dispararles’ con las cámaras.
Cuenca alberga mucho de estas especies. Hay una veintena de especies de colibríes, antipitas, tangadas, sotorrey musical, halcones, pericos, búhos, gavilanes, tucanes, loros…y algunas especies en riesgo de extinción como la lora de cara rosada y el plushcap o gorradiadema entre otros.
El único colibrí endémico en la zona es el metalura verde, propio de el Cajas.
Hay algo fundamental. Las aves establecen su hábitat de manera más efectiva cuando los bosques son nativos. Ambos expertos, tanto en aves como en plantas, recomendaron el serio compromiso de erradicar de los bosques locales árboles de eucalipto y pino, para garantizar la vida de estas especies y no su extinción. (FCS)
DATOS
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Uno de los gúias especializados en avistamiento de aves es de Amazing South America Tours y su contacto es el 0998412450.
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En Cuenca existen unas 170 especies de aves, en bosques nativos, mientras que en Azuay la cifra alcanza las 200.