A la par que en nuestro país comienza la batalla campal por la política luego de que el voto nulo ha triunfado, otra vez, como demostración de democracia fallida y narco estado, miramos horrorizados el terremoto del sur de Turquía y norte de Siria con más de veintiún mil muertos y una cifra indescriptible de víctimas, convertida en catástrofe humanitaria, no sólo por el seísmo sino por las consecuencias de la guerra, además del clima gélido que intensifica el desastre. Aquellos lugares donde nació la civilización son sacudidos en un apocalipsis sin parangón y entendemos la precariedad de los seres humanos, su invalidez ante el planeta. Mientras tanto, acá el folklorismo, los odios raciales, la ausencia de reflexión repletan las redes sociales y se intensifica el caos del populismo y la demagogia como forma de ser y hábitat del pueblo ecuatoriano. Así las cosas, únicamente, nos atrevemos a lamentar la situación de atraso e ignorancia en la política nacional y, aunque resulta incomparable la tragedia de aquellos países al otro lado de la tierra, el heroísmo, la hermandad y solidaridad demostrada en estos días terribles nos reconforta, aunque sea mínimamente. El país de los sultanes y el Imperio Otomano, de Bizancio y los albores del cristianismo está de luto, mientras Siria continúa su calvario provocado, precisamente, por la ambición de la guerra y la política. Calibán reside en la ignorancia, definitivamente. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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