Visitar los sitios arqueológicos de la provincia y del Austro, siempre será una atractiva iniciativa, porque son una especie de ventanas a nuestro pasado, un indicador de raíces y orientador de identidad, aunque, a veces, sirve también para comprobar el estado de abandono y paulatino deterioro en que se encuentran en su mayoría, pese al discurso oficial de -rescatarlos, y ponerlos en valor-, incluso como atractivos turísticos que no deja de tener razón en un mundo globalizado que, paulatinamente, borra fronteras y acerca destinos.
Cuando nos aprestamos a estrenar nuevas administraciones provinciales, cantonales y parroquiales creo oportuno recordar, en concordancia con el discurso oficial, de que el progreso se debe construir desde lo local, que el cuidado, el rescate, la prevención y puesta en valor de los sitios arqueológicos, debe considerarse parte importante del desarrollo y crecimiento de sus pueblos y, por lo mismo, debe integrarse en la agenda de los gobiernos locales quienes deben asumirlo con responsabilidad y seriedad. No se explica cómo los pocos centros arqueológicos que quedan en nuestra región, siendo de magnitud y trascendencia de acuerdo a muchos estudios, algunos de ellos se encuentren abandonados y sometidos a permanente destrucción. Uno se pregunta, cómo no se hizo nada para precautelar los vestigios arqueológicos de Zhinlliag, por citar un solo caso, muy cercano a nuestra realidad.
Creemos oportuno recordar, a los nuevos gobiernos locales, la necesidad de proteger los sitios arqueológicos en sus respectivas jurisdicciones; inventariar, recuperar y ponerlos en valor; socializar en la comunidad para su conocimiento, apropiación y cuidado; con la comunidad educativa como parte de su reflexión cultural. Finalmente promocionarlos como destino turístico, ahora que esta actividad es una realidad al alcance, pero, ofertando contenidos atractivos y la arqueología es un atractivo que convoca a nivel universal. (O)