El disfrute del Carnaval

Como en los demás países del continente americano, millones de ecuatorianos disfrutan del Carnaval, una de las fiestas tradicionales más populares. 

Lo hacen en familia, entre amigos, en las playas, en sus propias viviendas, en hosterías, y en cualquier espacio donde puedan divertirse. 

El feriado es otra ocasión para la reactivación económica, mucho más por la rebaja IVA, un incentivo para impulsar el turismo cuyas ofertas son varias y asequibles a cualquier bolsillo. 

En el caso de Azuay, en cada cantón se han esmerado para ofrecer los más diversos atractivos turísticos, sus platos y bebidas favoritas; igual, las diferentes manifestaciones culturales relacionadas al Carnaval.

El Jueves de Carnaval, reeditable desde hace varios años tras una larga ausencia, marcó el comienzo de las carnestolendas en Cuenca. 

La movilidad hacia los demás cantones azuayos y a las provincias vecinas suele incrementarse. 

La Policía ha planificado varios operativos de control. Pero de nada valen si los conductores irrespetan los límites de velocidad, las señales de tránsito o consumen licor. 

La prudencia es la primera meta a cumplir a fin de evitar eventuales desgracias, mucho más si el estado de algunas vías no es el óptimo, o las condiciones climáticas dificultan la conducción. 

La diversión es parte del ser humano. Nuestro calendario, costumbres y tradiciones se prestan para ese propósito.

 En varios países, Brasil por ejemplo, es apoteósico el Carnaval. El de Oruro en Bolivia, el folclore es invaluable. 

En Ecuador, el de Ambato o el de Guaranda son muy particulares. Sus diversas manifestaciones culturales han trascendido fronteras.

 Si bien la música típica del Carnaval, la forma de jugarlo, hasta cierto punto la comida, han mutado debido a varias razones, la esencia de la fiesta es la misma. 

A quienes les gusta, y son la mayoría, lo disfrutan a lo máximo. No importa la condición social ni la económica, ni siquiera el clima.