Van por el presidente
Después de la traición de Hernán Luque a su amigo de siempre Guillermo Lasso, todo se puede esperar. La codicia política es un mal generalizado en los sistemas políticos del mundo.
Un amigo o un pariente de alguien como el presidente, debe tener el suficiente entendimiento para no tener amigos de dudosa reputación e inclusive algunos con pasados turbios, y que de hecho en este país existen y muchos.
La corrupción en gran parte del sector público es histórica. Desde el retorno a la democracia en 1979, se han visto casos y cosas. Y quienes han estado involucrados han sido ministros, asesores, gente cercana a los presidentes, quienes, abusando de la confianza entregada, se sintieron poderosos e hicieron raja tabla del honor que confiere un cargo de confianza.
El presidente Lasso, vive horas difíciles, acusaciones de variada índole que no han sido probadas en lo absoluto, pero han creado un clima de preocupación en el país. De eso se han aprovechado los opositores más cruentos como los correistas, Pk, los rebeldes y el incendiario de Iza que quieren sacarle al primer mandatario desde hace rato. Ya intentaron en junio de 2022 sin resultados, con una pérdida económica de cerca de 3.000 millones de dólares, de la cual todavía no nos recuperamos.
La Revolución Ciudadana con más o menos el 14 % de electores, está lamiéndose la muerte cruzada, con seguridad aupados en el criterio de ser los más populares. Para llegar a esto, como la última acción que tomaría el presidente, se han estado preparando desde hace meses. Confesó Iza no haberse quedado tranquilo luego de las negociaciones en las famosas “mesas de diálogo”; su inconformidad es permanente, y Gary Espinosa de la FENOCIN anhela, se condonen deudas de hasta 10.000 dólares, de lo contrario paralizaría las vías de la costa.
Aunque la legalidad de la intentona para sacar al presidente Lasso no existiría, según criterio de constitucionalistas serios, en esa comisión temporal de engaño creada por la Asamblea en la cual están las más odiadoras del correismo y sus hermanos de crianza como Mireya Pazmiño, quien da “cátedra de derecho” sin ningún argumento, las conclusiones serían que le enjuicien políticamente al presidente.
Ahora, habrá que ver si existen los 92 votos. Los del PSC, heridos de muerte por la hecatombe electoral, no deberían sumarse a ninguna posición atentatoria a la democracia, porque de hecho terminarían cavando su tumba. Aún más cuando sus amigos de conveniencia ya les han traicionado varias veces. No vaya a ser que se despierten y encuentren la cabeza del caballo entre las sábanas, y se escriba otra historia de El Padrino como la de Mario Puzzo. (O)