Sus aportes son cada vez más visibles. Desde varios frentes se cierran las brechas y en Cuenca, la vanguardia es uno de los lemas de investigadoras y docentes.
Desde la docencia y la investigación, grupos de mujeres se plantean nuevos retos, a través de redes y convenios, para hacer más visibles sus aportes a la ciencia.
Estas redes son una herramienta clave para que trasciendan los aportes de las mujeres. En estos espacios se comparten estudios, experiencias laborales y científicas.
Una de la iniciativas que han facilitado estos encuentros es la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas (REMCI), que reúne a docentes e investigadoras de más de 28 universidades del país, cuatro de estas de Cuenca.
Esta organización, que surgió en 2016, se encarga de hacer visibles sus aportes a la ciencia y les permite conocerse y plantear metas conjuntas, comentó Jennifer Yépez, coordinadora de REMCI de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS).
Experiencias
Por ahora, 23 mujeres profesionales de la UPS se han sumado a este organismo universitario. Gracias a ello, han consolidado nodos para la generación de acciones propias y temas relacionados con la mujer en distintos campos.
Para Yépez, ha sido importante reforzar los temas con enfoque de género. Ella considera que persiste un sesgo de género. “No pretendemos que se hable solo de mujeres o que solo las mujeres aporten a la ciencia… La idea es que exista equilibrio”, enfatizó.
Desde la REMCI UPS ya se trabajan en temáticas como inteligencia artificial y otros en las ramas de la ingeniería automotriz, mecánica, ciencias de la educación y la comunicación.
Ser parte de REMCI es voluntario. Además, antes los cambios sociales, también pretenden relanzar el movimiento para invitar a más docentes y ver la forma de involucrara a mujeres estudiantes.
Estudios
Según la Unesco, la razón por la que las mujeres no se acercan tanto a la ciencia son los prejuicios que enfrentan las mujeres, incluso desde niñas. Un estudio de la misma organización señala que menos del 30 % de los investigadores en el mundo son mujeres. Esa realidad en Ecuador no cambia.
Aportes
Una de las especialidades de la docente e investigadora venezolana, Mónica Huerta, es la detección de variables climáticas en el sector agropecuario y el monitoreo de personas que padecen Parkinson. Ella es parte de REMCI.
Desde la rama agropecuaria, aplica la tecnología para optimizar los procesos de producción. Mientras que en el caso de las enfermedades psicodegenerativas, busca detectar síntomas y verificación del estado de salud. Estas son dos de las ramas en las que se especializa.
En el campo, busca mecanismos para que la implementación sea menos costosa. “Quiero cambiar la agricultura, cambiar los paradigmas locales a bajos costos”, agregó.
En su rol femenino, no ha sentido discriminación. Pero lo atribuye a su temperamento. Reconoce que hay mucho que cambiar. Para comenzar, el primer paso es enseñar a las niñas y a la sociedad a amar a la ciencia. ¿Cómo? Desde la familia, evitando regalos por géneros. (FCS)
La investigación en Cuenca
Entre la salud y la informática
Priscila Cedillo, profesora e investigadora
Cedillo es una ingeniera de sistemas y abogada, con especialización en software. Sus líneas de trabajo se centran en tecnología HCI (interacción humano-máquina), ambientes de vida asistida por el entorno, ingeniería de software, entre otros tópicos.
Desde que empezó en la rama de Sistemas, fundó su propia empresa a los 27 años de edad. Entonces supo que una de sus pasiones era el comercio y el desarrollo informático.
Ahora desarrolla ciencia desde la delicada tarea de los sistemas de tecnología para ambientes de vida asistida para entorno. Ella explica que es un área que ayuda al adulto mayor y personas con problemas de movilidad a tener una mejor calidad de vida.
Cedillo contó a El Mercurio que vincular sus ideas con la medicina surgió de conversaciones con su amigo médico. “No sabíamos que había esta área”, agregó. Gracias a los datos sobre la proporción de adultos mayores actual, es viable la propuesta de ayudarlos a que ser autodependientes.
“Lo que intentamos es postergar lo máximo el momento triste de sentirse vulnerables”, enfatizó.
Además, trata de ayudar en la parte cognitiva con elementos conocidos como “juegos serios”, es decir, videojuegos adaptados a sus necesidades motrices y cognitivas. “Divertirlos mientras los curamos”. Además, mediante sensores, monitorea su estado de salud. Esto en cuanto a su trabajo y aportes.
Ser mujer
Desde la vida profesional y académica siente que, aunque ha mejorado, la vulneración de los derechos de la mujer persiste aunque ya no es como antes.
“Espero que cambie el proceso para conseguir un puesto de trabajo, por ejemplo, y llegar a tener las mismas oportunidades que los hombre”, analizó. Pero cree que es un tema sociológico, cultural, educativo, que sigue supeditado a una sociedad machista que debe desaparecer.
Su herramienta es la robótica para rehabilitar
Cecilia Villa, docente e investigadora
Siguiendo la línea de la medicina y la tecnología, Cecilia Villa es una docente e investigadora de la Universidad Politécnica Salesiana que actualmente centra sus estudios en la rehabilitación de personas. Ella usa la tecnología para asistir a pacientes en procesos de rehabilitación fisioterapeútica.
Con algunos de sus avances se calcula el tiempo de reacción, cómo se le asiste al paciente y qué aporta a la rehabilitación tradicional. Ella también usa videojuegos adaptados a las necesidades de las personas.
“Diseñar un juego para la rehabilitación… no adaptar un juego para quitar su problema”, señaló. Mediante sus aportes “las personas viven bien”. Además, ayuda a que los tiempos de recuperación sean más rápidos y manejables.
La investigadora comenta que es importante el impacto que se genera en el beneficiario y su entorno. Para eso, ella reforzó su vinculó entre la electrónica y la medicina tras su especialización en Brasil.
Ahora es docente de la carrera de Biomedicina y es integrante del Grupo de Investigación en Ingeniería Biomédica y su área de trabajo es la robótica para rehabilitación.
Ser mujer
Desde su punto de vista, persiste el tema del machismo en entornos profesionales y académicos. Sin embargo, relató que su experiencia no ha sido mala, con excepciones como uno de sus docentes.
Recuerda que aunque siempre ha estado en aulas rodeada de varones, siempre recibió un buen trato.
Ahora, cómo docente, motiva a sus estudiantes a seguir adelante y no limitarse.
No todo en la pandemia fue tan malo. Uno de sus aportes es el Asistente Médico Portátil Integrado (AMPI) para la medición de frecuencia cardiáca, presión arterial, nivel de saturación de oxígeno y temperatura corporal. Con este aparto se realiza el apoyo al diagnóstico médico para COVID-19.
Un estudio de la Universidad Pontificia Comillas detalla cuatro razones de la brecha de género en el mundo tecnológico y científico entre hombres y mujeres:
– Ámbito personal y el entorno familiar, que influyen en la elección de estudios. Si el entorno es machista, se predispone a la niña o joven a escoger carreras tradicionalmente ligadas a la mujer.
– Contexto educativo con un sesgo de género y una imagen social estereotipada de los estudios STEM, que son difíciles o para ‘nerds’.
– Poca alfabetización científica desde niñas.
– Falta de referentes femeninos científicos.