Si bien el libreto de la oposición, aunque con pruebas un tanto insólitas, entre ellas un “meme”; manoseando causales constitucionales para enjuiciar políticamente a un presidente de la república, se cumple según lo planificado, quien sabe desde dónde y entre quienes no más, el país vive días tensos, se profundizan los odios, hasta se buscan sucesores; en lo económico hay repercusiones, y varios organismos internacionales expresan su preocupación.
Una vez aprobado en la Asamblea Nacional el informe del “caso Encuentro”, antes “Gran Padrino”, será un hecho el llamamiento a juicio político al presidente Guillermo Lasso.
Las diferentes fuerzas políticas están alineadas con ese objetivo. Algunas incluso sin importar su servilismo a quienes, desde el 24 de mayo de 2021 buscan sacar a Lasso del poder.
En tal escenario la Corte Constitucional tendrá la última palabra. La posibilidad de echar mano de la muerte cruzada -un recurso en manos del presidente- no deja de mencionarse.
Sea el juicio político y la consiguiente destitución presidencial o la muerte cruzada, no le harán bien al país. Si bien son recursos legales –vaya legalidad-, las consecuencias serán impredecibles.
El Ecuador ya las ha vivido en los últimos 25 años cuando caían presidentes cual cartas de naipe, excepto cuando uno de ellos se alzó con todos los poderes, creó otros, se hizo aprobar una Constitución a su medida y gobernó como quiso.
Eso no implica santificar presuntas corruptelas, cuyas denuncias deben presentarse con pruebas fehacientes, irrefutables, correspondiendo a la Justicia corroborarlas con sus propias investigaciones, comenzado por la punta del hilo hasta desmadejar el ovillo.
Las hechas, a lo mejor hasta forjadas, desde lo político, son eso: políticas, y como tales sirven para todo, menos para la prevalencia de la verdad, de la democracia y de la Justicia.
No queremos predestinar: en la Asamblea nada cambiará la intentona; tocará esperar la resolución de la CC.