Hoy 8M, un año más en el que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, un mes que en la ciudad de Cuenca inició con claras demostraciones de lo que para la justicia ecuatoriana significa “dar muerte a una mujer por el hecho de serlo como resultado de las relaciones de poder”.
Precisamente el día de ayer se escuchó lo que en la palestra pública se dice cuando ya la ……. ¡Investigaremos!; ¡Evaluaremos a los y las administradoras de justicia!; ¡Estamos también indignados!, en fin, cuando ya es tarde otra vez; cuando se burló la dignidad de los familiares de las víctimas tal como se burló la sentencia y la seguridad penitenciaria.
Con lo ocurrido me resisto a creer que los años y años de lucha social, del activismo, del firme compromiso y de la real vocación por reestablecer la armonía y la mínima tolerancia en las relaciones humanas se trazaron para bonitos y emotivos escritos, bien expuestos en metodologías, investigaciones, rutas de atención, política pública, agenda pública, exhortos, acciones de sensibilización, procesos formativos, articulación interinstitucional e intersectorial, etc., lo cierto es que dicha acción judicial arremetió contra la poca credibilidad que aún quedaba y luego se extrañan cuando la data relacionada a la percepción arroja como indicador “poca confianza en las instituciones”
Una vez más el estado queda en deuda y en medio de un cataclismo social me pregunto ¿Y quién responde? (O)