No faltaba más: la precaria comunicación vía terrestre entre Cuenca y la provincia de El Oro está totalmente bloqueada.
Este miércoles, como consecuencia del fuerte invierno se produjo un deslave en el tramo Porotillo-Uzhcurrumi, antiguo trayecto de la Cuenca-Girón-Pasaje.
Esa vía, cuando menos para vehículos pequeños, era la alternativa tras el gran deslave en el sector Gramalote, el trayecto usual para todo tipo de transporte.
Nadie está libre de las consecuencias del invierno. La naturaleza es impredecible. Pero esto no es óbice para expresar cuan frágiles son nuestras carreteras, sea por falta de mantenimiento, o por no actuar a tiempo para reconstruirlas mejorando puentes, atarjeas, optando por nuevos tramos; en suma, considerándolas como parte fundamental para la transportación y, por ende, de la economía.
Las citadas vías han sido dejadas a su suerte, excepto algunos esporádicos rellenos, de pasajera durabilidad.
El tramo Sarayunga-Uzhcurrumi-Tres Cerritos es el único para la movilización de quienes habitan en su trayecto, la mayoría agricultores y pequeños comerciantes, entre ellos los de la cabecera parroquial de Uzhcurrumi.
Estrecho, lleno de curvas, sin mantenimiento, como consecuencia del deslave, impide el tráfico vehicular.
La pregunta es ¿hasta cuándo? Urge la inmediata intervención del Gobierno Provincial de El Oro, del GAD del cantón Pasaje; y, “si tiene a bien”, del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP).
No cabe duda: estamos en una emergencia sobre otra emergencia. Esto hace imperioso el trabajo interinstitucional de manera ágil, sobre todo con los correspondientes recursos económicos y operativos.
En el caso de Gramalote, se debe acelerar los trabajos sin menoscabar su calidad técnica. En situaciones como las anotadas, caben todos los esfuerzos para recuperar la conexión terrestre entre Azuay y El Oro.
El comercio y el turismo entre estas dos provincias son vitales, si bien por décadas están afectados por el pésimo estado de las vías.
Invierno y vialidad
No faltaba más: la precaria comunicación vía terrestre entre Cuenca y la provincia de El Oro está totalmente bloqueada.
Este miércoles, como consecuencia del fuerte invierno se produjo un deslave en el tramo Porotillo-Uzhcurrumi, antiguo trayecto de la Cuenca-Girón-Pasaje.
Esa vía, cuando menos para vehículos pequeños, era la alternativa tras el gran deslave en el sector Gramalote, el trayecto usual para todo tipo de transporte.
Nadie está libre de las consecuencias del invierno. La naturaleza es impredecible. Pero esto no es óbice para expresar cuan frágiles son nuestras carreteras, sea por falta de mantenimiento, o por no actuar a tiempo para reconstruirlas mejorando puentes, atarjeas, optando por nuevos tramos; en suma, considerándolas como parte fundamental para la transportación y, por ende, de la economía.
Las citadas vías han sido dejadas a su suerte, excepto algunos esporádicos rellenos, de pasajera durabilidad.
El tramo Sarayunga-Uzhcurrumi-Tres Cerritos es el único para la movilización de quienes habitan en su trayecto, la mayoría agricultores y pequeños comerciantes, entre ellos los de la cabecera parroquial de Uzhcurrumi.
Estrecho, lleno de curvas, sin mantenimiento, como consecuencia del deslave, impide el tráfico vehicular.
La pregunta es ¿hasta cuándo? Urge la inmediata intervención del Gobierno Provincial de El Oro, del GAD del cantón Pasaje; y, “si tiene a bien”, del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP).
No cabe duda: estamos en una emergencia sobre otra emergencia. Esto hace imperioso el trabajo interinstitucional de manera ágil, sobre todo con los correspondientes recursos económicos y operativos.
En el caso de Gramalote, se debe acelerar los trabajos sin menoscabar su calidad técnica. En situaciones como las anotadas, caben todos los esfuerzos para recuperar la conexión terrestre entre Azuay y El Oro.
El comercio y el turismo entre estas dos provincias son vitales, si bien por décadas están afectados por el pésimo estado de las vías.