El Virus del Papiloma Humano (VPH) es uno de los más comunes a nivel global y afecta tanto a hombres como mujeres, pues los dos pueden contraerlo y transmitirlo. Se estima que el 80 % de personas sexualmente activas, podrían contraer la infección en algún momento de su vida. Tan solo en Ecuador cada año se detectan 1.200 nuevos diagnósticos y cerca de 300 muertes se relacionan con el virus.
Hasta el momento se conocen más de 100 tipos de VPH. De acuerdo a datos de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer 13 de ellos, sobre todo aquellos de serotipo 16 y 18, guardan relación con el desarrollo de cáncer de cuello uterino, vulva, vagina, y ano. El 5 % de todos los cánceres están relacionados con VPH, sin embargo, si hablamos de cáncer de cuello de útero, esta infección es la causa de prácticamente el 100 % de los casos.
En este sentido, se estima que hasta 2018, 670 mil de personas han presentado un cáncer relacionado con el VPH a nivel global. A partir de esta realidad es necesario comprender que el virus no distingue el género y se convierte en una infección altamente contagiosa tanto en hombres como mujeres. Frente a este escenario ¿cuál es el camino a seguir?
Inmunización e igualdad
Ante esta realidad es importante considerar que este virus puede ser prevenido y erradicado. Pese a la importancia de la vacunación para reducir el riesgo de infección, solo el 23 % de padres de familia llegan a conocer que los esquemas de inmunización deben ser aplicados tanto en hombres, mientras que el 55 % desconoce aún que las mujeres deben vacunarse, generando una brecha de inequidad por desconocimiento e incrementando la curva de prevalencia de la enfermedad a nivel mundial.
Hasta la fecha, 125 países (64 %) han introducido la vacuna contra el VPH en su programa nacional de inmunización para niñas y 46 países (36.8 %) también para niños, una cifra que muestra el inicio del camino para luchar contra el virus, considerando que el 24 % de la población a nivel mundial decide de manera autónoma iniciar con un proceso de inmunización voluntaria.
En Ecuador se han dado los primeros pasos para lograrlo impulsando la Estrategia Nacional de Salud a través del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), vacunando a la población femenina de 9, 10 y 11 años contra el VPH desde sus centros y puntos de atención de salud pública.
Responsabilidad compartida
Para lograr dar estos pasos hacia la prevención y erradicación del virus, es necesario sumar esfuerzos desde varios ámbitos. Por ejemplo, desde el lado de los padres de familia, ellos deben considerar herramientas para evitar que sus hijos o hijas se contagien de VPH, lo transmitan a futuro o desarrollen cáncer. Por su parte, los sistemas de salud pública y privada deben aumentar la cobertura de vacunación, y trabajar en educación sexual y afectiva.
Además de las vacunas, existen otras medidas que pueden contribuir a la prevención y eliminación de infecciones por VPH: evitar prácticas sexuales de riesgo como cambiar a menudo de pareja sexual, rápido diagnóstico y tratamiento para evitar contagiar a otras personas e identificación de los contactos sexuales con personas infectadas, para un asesoramiento y tratamiento oportuno.
Es por este motivo que la educación e información acerca del VPH puede reducir y mitigar su contagio, por ello empresas como MSD trabajan arduamente para comunicar de manera clave datos que permitan a la población generar conciencia para evitar la infección y sus consecuencias futuras como el cáncer, además; enfoca todos los esfuerzos en desarrollar vacunas que prevengan la enfermedad, a partir de innovaciones que extiendan y mejoren la vida de las personas.