Me preocupa como a casi todos los ciudadanos de este querido país la ineficiente situación administrativa y operativa de las instituciones de salud públicas y privadas del país. Me permito expresarla así. En uno de estos días me tocó hacer uso del servicio de taxi, mientras me dirigía a mi casa, me contaba el señor taxista que en este país “si no se tiene plata, usted se muere”, más adelante en otro episodio de su conversación me cuenta que requería tomarse un medicamento a partir de las 5pm, pero requería la autorización de su médico luego de recibir los resultados de la prueba de covid-19, y llamó desesperadamente al centro y a la operadora -me decía-obstaculizaba la llamada y entorpecía la comunicación con el médico; y claro, hay que pensar que pudo ser instrucción recibida para no interrumpir consultas o era su comodidad para estar en el chat del celular o de su computador.
Comparto el malestar del señor, he visto reflejado su situación en muchos otros casos con amigos, familiares por lo que me lleva a reflexionar la necesidad de defender la salud. Hoy más que nunca se trata del “bien más preciado” que la pandemia nos hizo más evidente, pero a pesar de aquello, vimos en aquellos años no tan lejanos, cómo hubo individuos y “empresas” que no se condolían con tanto dolor, creando redes y estructuras corruptas para la entrega o venta al sector de la salud (IESS, MSP, etc.) de los insumos y equipos. Estos hechos, más denunciados en el IESS, no concientizaron a nadie, al punto que todavía seguimos sufriendo sus ineficiencias, sus despotismos, sus insensibilidades – aclarando no todos- pero sí muchos casos, dignos de mención.
Se exige de manera urgente un reconocimiento explícito de las equivocaciones y errores cometidos, un cambio total del equipo gobernante, y de aquellos sobre los que se ciernen sospechas de corrupción. El presidente debería escuchar el clamor resonante que pide toma de decisiones drásticas, rápidas y efectivas. Y requiere de la ciudadanía acompañamiento, vigilancia, evaluación y apoyo a través de aumentar afiliaciones voluntarias. Es clave la solidaridad de todos (empleadores, empleados, voluntarios) para sacarle adelante al IESS y alcanzar el bienestar de todos, y sobre todo de los que menos tienen. Poniendo plazos cortos para medidas que se espera sean de largo alcance y si esto no se hace, entonces sí tomar medidas democráticas de cambio de autoridades. (O)