Nuestra educación y nuestra civilización, están obsesionadas con la cabeza, porque con ella hemos hecho una gran cantidad de avances tecnológicos.
¿Qué puede darnos el corazón? No puede darnos tecnología avanzada, una gran industria ni dinero, pero puede darnos alegría, una sensibilidad intensa por la belleza, la música, la poesía etc. Puede guiarnos por el mundo del amor, y finalmente por el mundo de la oración, pero estas cosas no están sujetas al comercio. No podemos hacer crecer nuestras cuentas bancarias a través del corazón; no podemos pelear guerras terribles, ni hacer bombas atómicas, ni destruir gente a través del corazón.
El corazón sólo sabe cómo crear AMOR. A menos que el ser humano se equilibre, y que el corazón y la cabeza crezcan juntos, permaneceremos en la desolación y ésta seguirá expandiéndose como una pandemia viral y sin vacuna.
EL PARAISO PERTENECE AL CORAZÓN. Sin embargo, el corazón ha sido olvidado completamente, pocos entienden su lenguaje. Entendemos la lógica, pero no entendemos el amor, entendemos las matemáticas, pero no la música y la poesía. Nos acostumbramos al éxito material, y pocos tienen la fortaleza para transitar por los senderos desconocidos y los laberintos del amor, del corazón.
Lamentablemente lo creativo está perdiendo fuerza y lo productivo se ha convertido en la meta de la vida. En vez de valorar la creatividad, valoramos la productividad: hablamos sobre cómo producir más. La producción puede darnos cosas, pero no valores. Puede hacernos ricos por fuera, pero nos empobrecerá por dentro.
Muchas veces cantamos al amor sin conocerlo, mas, cuando lo conocemos, abrimos nuestros labios para hablar, y las palabras se transforman en nuestras bocas en un hálito frágil, y las melodías de nuestros corazones, en una quietud profunda.
Cuando el amor con sus sedosas manos llama a la puerta de mi corazón, me pregunto: ¿qué es esta llama que arde en mi pecho y consume mis fuerzas y mis sentimientos?, ¿y, qué son estas alas que revolotean alrededor de mi cama en el silencio de la noche y me mantienen despierto pensando en algo que ignoro, hallando en mis suspiros un deleite que no encuentro en la alegría ni en las risa?.
El remanso de paz está en ese maravilloso lugar que es el corazón, en el que se encuentran todas las cualidades divinas, como el amor, el afecto, la fuerza, la intuición, la alegría, la gratitud. Tendremos que hacer que el corazón regrese a nuestras vidas. (O)