María de los Ángeles Duarte debe haber volado en jet porque su llegada a Caracas fue tan rápida que solo con avión a la orden pudo lograrlo. Los argentinos de los mandos altos, kichneristas palurdos por su falta de entendimiento de las relaciones diplomáticas, se hacen los locos y le reciben con honores a la prófuga en su embajada.
La exministra sentenciada a prisión, así como a otros de la jorga, no les interesa cumplir las penas. Así viven del exilio. Fernando Alvarado se fue dejando el grillete y una nota en la cual se afana para demostrar que la seguridad del país es un chiste. El otro Alvarado también puso los pies en polvorosa. Los ecuatorianos tan mexicanos como Alejandro Fernández, en cuya flota destacan Rivadeneira, Patiño, Buendía, Viteri Gualinga, Jarrín y otros, no solo hacen y deshacen de la “hospitalidad” de López Obrador, sino han creado hasta empresas para brindar servicios al gobierno.
Ramiro González, se pasea orondo en Lima y Pedro Delgado con Carlos Pólit gozan de lo lindo en las playas de Southbeach, en Miami. José Serrano, ahora con perfil bajo y nuevo look, es dueño de al menos una mansión en la tierra del Tío Sam.
De algunos fugados como Carlos Ochoa se supo por última vez que estaba en Bolivia, cobijado por el “hermano” Evo, y otros como el famoso exministro Poveda sin paradero confirmado. Existe una larga lista de funcionarios medios con participación en las decisiones fuertes del correato, y que ahora sirven como asesores en el gobierno de Maduro. Otros simplemente han desaparecido de la faz pública.
Lo de Duarte era predecible. La embajada argentina en Quito tiene una edificación tan grande que en cualquier momento el control se pierde. Pudo haber salido debajo del asiento de un vehículo, como en los escapes de Hollywood. O lo peor, cobijada por la complicidad de algún funcionario del gobierno argentino que sin empacharse pidió se le conceda el asilo político y un salvoconducto. Es un problema mayor para la diplomacia ecuatoriana, en la tensa relación bilateral con Argentina.
Pero el mal ejemplo viene de Bélgica; si el número uno no cumple las penas, que van a cumplir los demás. Bajo la muletilla de la “persecución política” se han burlado de la justicia ecuatoriana tantas veces como han querido. Ahora tienen ya visto otros paraderos, muy lejos de nuestros lares. Cuando el cuarteto de asambleístas correistas Holguín, Veloz, “ay” Pame y Johana Ortiz fueron a Teherán al primer “Congreso Internacional de Mujeres Influyentes”, para lavar la cara al régimen sanguinario y misógino de Irán, esa amistad floreciente entre “compañeros” de la misma laya, es ya un destino nuevo para prófugos.