Si a Roberth Ordóñez le preguntan si alguna vez imaginó ser el mejor imitador de Camilo Sesto en América, responde que nunca, que esas cosas no se piensan ni se hablan.
“Uno no está en la mesa y le dice a la esposa: mija, quiero ser el mejor imitador para sacar adelante a la familia. Eso no pasa. Eso no pasó. Todo fue parte de un proceso”, dice Roberth sin titubear a diario El Mercurio.
Han pasado ya algunas horas desde que Roberth, un joven de 29 años, oriundo de Loja, ganó lo que nunca pensó que iba a ganar: el “Yo soy Chile”, un programa internacional que reúne a los mejores imitadores de cantantes del mundo.
A diferencia de otros espacios televisivos en los que los imitadores pertenecen solo a un determinado país, en el “Yo soy Chile” pueden participar intérpretes de todos los rincones de América.
Y en esta ocasión, que correspondió a la quinta temporada del programa chileno, estuvieron cantantes de Brasil, Perú, Panamá, Colombia, Ecuador, México, entre otros.
Aunque Roberth llegó con la convicción de dar sus mejores interpretaciones en el certamen, porque ya ganó el “Yo me llamo” en Ecuador en el 2018 como Camilo Sesto, no esperó ser considerado como el mejor de todos en Chile.
Y, sin embargo, luego de 81 episodios en los que se vio a docenas de imitadores, la noche del 16 de marzo llegó la final del programa.
Para terminar el “Yo soy Chile”, el jurado escogió a 12 finalistas, quienes presentaron sus mejores interpretaciones.
Una vez que culminaron las 12 presentaciones, el público del programa televisivo debía votar por su imitador preferido.
En el caso de Roberth, él arrasó con la votación: obtuvo 227.377 votos, que representaban el 49.44% del número total registrado en el programa.
El número de votos obtenidos por el ecuatoriano, según la presentadora Emilia Daiber, fue inédito en “Yo soy Chile”.
Un podio ecuatoriano
No solo los votos sorprendieron en el programa porque Roberth no fue el único ecuatoriano en estar en el podio. Lina Ojeda, nacida en la provincia de El Oro, también llegó a la final de “Yo soy Chile” y se ubicó en el tercer puesto después de imitar a Laura Pausini.
“Fue una sorpresa para mí porque como le decía a mi esposo yo nunca he ganado nada. Ni una rifa, ni un bingo, y más bien gano en un certamen internacional”, dice entre risas Lina.
Al igual que Roberth, Lina también trata de asimilar lo sucedido: que dos ecuatorianos estén entre los tres mejores imitadores de América es un logro que no se ha visto y que los ha puesto ante los ojos de todos aquellos que hasta hace poco no sabían que ambos estaban en Chile, mostrando su talento.
Pero ahora, a través de las redes sociales, que se han encargado de difundir sus rostros y sus voces, los mensajes no paran de llegar. Y, entonces, en medio de eso, de la asimilación, empiezan a recordar cómo inició su carrera como imitadores de Camilo Sesto y Laura Pausini.
¿Cómo se forma un imitador?
Mientras se toma un respiro, Roberth recuerda cuando cantaba las canciones de vallenato, rock, salsa; cuando cantaba la música nacional. Entre todos esos géneros, asimismo, estaba Camilo Sesto. Pero era distinto con él, con el cantante español.
“Yo sí cantaba las canciones de Camilo Sesto, pero no pensé que iba a ser su imitador hasta que me inscribí en el Yo me llamo. Antes de eso le canté a mi esposa una canción y le pregunté si se parecía mi voz a la de él”, cuenta Roberth desde Chile.
La respuesta fue sí, y entonces todo cambió. Roberth pasó las audiciones, superó las distintas etapas y ganó el Yo me llamo de Ecuador.
A pesar del logro, el lojano seguía pensando que no era un imitador del todo, por lo que, como un deportista, entrenó, se presentó y escuchó al público. Mejorar los movimientos, adecuar la apariencia como la del español y entrenar la vos. El resto ya es historia.
El mismo procedimiento siguió Lina después de que su papá, en el 2013, le motivara a inscribirse en la primera temporada del programa Yo me llamo, en Ecuador.
“Mi papá me dijo que tenía la voz parecía a la de Laura Pausini porque yo crecí cantándola. Desde muy chica ya cantaba sus canciones, y mi papá se convenció de que cantaba igual”, dice Lina.
Ya son diez años desde que Lina trabajó en la imitación. No obstante, paralelo a esa labor, la joven de 30 años trabaja en sus propias canciones.
Y precisamente ese será el siguiente paso luego del tercer lugar en Chile: posicionar sus canciones, compartir su voz y sus letras.
De su lado, Roberth se tomará un tiempo. Quiere regresar a Ecuador y disfrutar con sus hijos. Para él todavía no hay un después porque primero quiere asimilar de mejor manera el título que le pusieron en Chile: “el mejor imitador de América”. (I)